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jueves, 9 de octubre de 2008

OTRAS KRISIS

Además de la crisis global existen otras apasionantes telenovelas a las que no se les presta debida atención

Una de las muletillas de los últimos años utilizadas por economistas, analistas y políticos fue la que señalaba que “el mundo está globalizado”. Frase impactante que con seguridad pronunció Marco Polo al retorno de su primer viaje a China; Juan Sebastián de Elcano cuando finalizó en el puerto de Sevilla en 1522 el periplo iniciado por Fernando de Magallanes tres años antes o Samuel Morse después de haber inventado el telégrafo.

“Ser o no ser, estar o no estar, ésa es la cuestión. Y Argentina, por decisión de sus gobernantes –y de quienes los eligieron decidió quedarse fuera, blindada, fuera del mundo, dentro de una burbuja especial, por lo que aquí no pasará nada. Nada es lo de siempre: inflación, piquetes, paros, extrañas desapariciones, pedidos de aumentos salariales. Nada es todo porque nada se soluciona.

Vamos bien. Podríamos estar peor. Siempre se puede estar peor. Y siempre que llovió paró menos en Chaco que no llueve. Ahí, en la provincia Loza radiante, su gobernador discurre de política internacional en todas las ocasiones habidas y por haber mientras que a través de un decreto de necesidad urgencia ha prohibido decir a sus conprovincianos “lo que mata es la humedad”.

La manipulación de las noticias por parte de las plumas partidarias es atroz. En el primer periodo Kirchner, cuando se edificaba hasta en las macetas, el aumento mes a mes de la cantidad de escrituras era impreso en letras de molde. ¡Qué lindo es dar buenas noticias! Hoy directamente se ignoran las cifras salvo en el periodismo profesional que escuetamente imprime que el Colegio de Escribanos de esta Ciudad informó que las escrituras del mes de agosto de 2008 (5.654) disminuyeron considerablemente con relación a julio de este año (6.848) y a agosto de 2007 (6.520). Ni antes fue tan tan ni ahora una catástrofe. Pero si las cifras antes marcaron una tendencia: ahora también.

Como consecuencia de la crisis externa que Argentina “no ha de sufrir”, el Gobierno acaba de lanzar otro de sus tantos globos de distracción. Quiere ahora blanquear el dinero que los argentinos llevaron y siguen depositando en el exterior para ponerlo a salvo de la voracidad de los distintas administraciones locales. La cuestión primera por dilucidar es por qué los argentinos llevan esos fondos a tierras extrañas y no confiaron –ni confían– en la propia. Algo de eso debió suceder cuando los Kirchner pusieron el dinero de la provincia de Santa Cruz en bancos lejanos. Si los ciudadanos no tienen confianza en las instituciones públicas y privadas argentinas mal se les podrá pedir que regresen al país la plata que depositaron en el exterior. La confianza se pierde en un minuto y se recobra después de mucho tiempo. A veces.

La crisis del mundo hace olvidar otras telenovelas que hasta hace minutos miraba absorta la nueva población sureña bolivariana (a último momento nos informan que no es más bolivariana y que hay enviados por todo el mundo buscando a cualquier precio un par de sábanas nuevas). Adiós a los asaltos a colectiveros, inflación, gasoducto sudamericano, inversiones chinas, cambio de lamparillas eléctricas, créditos a inquilinos para la compra de viviendas, construcción de trenes rápidos, quema de vagones ferroviarios a manos de organizaciones terroristas, inseguridad o nuevos carriles exclusivos para taxis y colectivos. Presupuestos mayúsculos como el de la provincia de Buenos Aires o el de esta ciudad capital merecerían una tira semanal en televisión.

La Reina del Plata está recaudando a manos llenas. Existe una asombrosa coincidencia en la manera de administrar entre el peronismo setentista nacional y el neoperonismo que encabeza Mauricio Macri. Una de ellas es la enorme publicidad que hacen llover sobre los medios de prensa. En el caso capitalino, abusando del pagaré que le otorgó buna parte de los votantes para poner un freno a la plaga “progresista” que hizo estragos en la ciudad, se ha instalado una voraz máquina de recaudar que no se satisface con la ampliación del presupuesto por 500 millones de dólares, el aumento desmedido y desigual del ABL, y el de peajes y estacionamiento de automóviles. También se suspenden obras como la ampliación de los subterráneos que fueron prometidas con bombos y platillos en la campaña electoral, mientras que aquellas que se finalizan corresponden, en su mayoría, a la ejecución del presupuesto del año pasado.

A esto hay que sumarle que la actual administración no les paga a los proveedores por contratos finalizados con todas las de la ley en el 2007. Lo que más llama la atención es la respuesta que darían los encargados de los pagos ante los reclamos: “Somos gobierno y hacemos lo que queremos”, sería la frase que más se aproxima a la escuchada por quienes reclaman el cobro de lo adeudado. Sería conveniente saber si el actual jefe de la Ciudad de Buenos Aires está al tanto de lo que sucede en el orden contable o si por el contrario las segundas líneas de su administración están boicoteando su accionar con el avieso propósito de provocarle problemas legales y políticos de envergadura.
SALINAS BOHIL
CORREO DE BS AS

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