EL ESTADO AUSENTE
Por Jorge Omar Alonso
“Cuando el estado no pueda responder más al multiplicarse autónomo de los sujetos, cuando el Estado no pueda resistir más sobre la roca de su dialéctica, una invención aún más idónea de lo que era el Estado, obtendrá la victoria sobre el Estado. Esencial es comprender la determinación del Estado: cuántas fuerzas organizadoras la humanidad no ha visto ya morir, cuántos conceptos de derecho no vemos nosotros mismos hacerse siempre más pálidos e impotentes”. Así sentenció Massimo Cacciari en “Lo impolítico nietzscheano´´.
¿El Estado ha muerto?
No ha muerto, pero de todos modos estamos en presencia (o ausencia) de un Estado, copado por un régimen nefasto de aves de rapiña, que lo ha convertido en sectario y en patrimonio propio.
Un Estado que ha desatendido sus funciones esenciales, principalmente las de protección de vidas y bienes de los ciudadanos.
Toda teoría realista considera al Estado y en general a la esfera de las relaciones políticas, en su “verdad efectiva”, como lo definiera Norberto Bobbio.
A la pregunta de la filosofía política: ¿Por qué existe el Estado?, se responde poniendo en evidencia la contraposición entre estado de naturaleza y sociedad civil, como lo planteara Thomas Hobbes.
El punto de vista de éste era que el Estado, es un cuerpo artificial que nace en contraposición al estado de naturaleza, porque en éste prevalecen la inseguridad y el temor permanente.
Es esta situación en la que se da “la lucha de todos contra todos”.
Esta lucha explicita las condiciones en las que viven los hombres que se destruyen por no tener un poder superior que los frene.
También dichas condiciones abarcan los escasos bienes, lo que provoca la lucha por el acaparamiento de aquellos; de hacerse mal recíprocamente en razón de que muchos desean al mismo tiempo la misma cosa.
Todos estos conflictos llevaron a los hombres a contraer un pacto de unión que los saque de ese estado de naturaleza: pacto de muerte del estado de naturaleza y acto de nacimiento del Estado.
Hoy nuestra sociedad parece sumida en algo parecido a aquellos tiempos primitivos. Primitivismo en las relaciones sociales y en la vida pública.
El Estado ha desaparecido dejando en la incertidumbre a los ciudadanos, convertidos en presas de la inseguridad.
Sus vidas y sus bienes se encuentran en constante riesgo ante una delincuencia feroz y de vándalos callejeros, como nuestros ancestros de las cavernas.
Hemos perdido ese orden normativo que nos indicaba, que la sociedad consistía en un conjunto de individuos que se unían para formar una entidad política, sobre una base moral preexistente y con el objeto de alcanzar ciertos fines, según Grocio.
Y dentro de estos fines se destaca la seguridad.-
Este presupuesto no se verifica.
Las promesas de seguridad y protección no se cumplen y por consiguiente, no se hace efectivo el contrato original del cual deriva su legitimidad el Estado ante los individuos.
Por otra parte debemos tener conciencia de que como seres dotados de razón, no solo debemos preservar nuestras vidas, sino también las de nuestro prójimo.
Lo que de ninguna manera excluye la obligación que tiene el Estado de cumplir con el contrato social.
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