LA BONACHONA
"CRISTINA LA BONACHONA", ETERNA EN UNA ARGENTINA FELIZ
Por Cosme Beccar Valera
Por más que lo haya desmentido, es evidente que la Sra. Kirchner se promueve, y es promovida, para ocupar por tiempo indefinido la presidencia de la Nación sin que importe en lo más mínimo la ilegitimidad del origen de su poder. Sigue así el modelo de sus amigos los Castro y Chavez.
De hecho, según informa "La Nación" (28/2/2011, pag. 1, es toda el ala más izquierdista del gobierno la que planea este proyecto. Y digo que es evidente porque la "noticia-globo-de-ensayo" lanzada el Lunes 28 de Febrero con amplia difusión de prensa tiene todas las características de una instrucción-circular para los "operadores" oficialistas y una consigna breve que funciona como una especie de nota del diapasón para afinar todos los instrumentos.
El escueto y poco convincente desmentido de la Sra. Kirchner en su discurso de apertura del Congreso (una ceremonia totalmente ficticia porque el Congreso no funciona desde hace años y puede decirse que no existe), es una mera finta diversiva.
En efecto, la consigna es astuta y se compone de tres "ideas fuerza": 1) Vivimos en una Argentina feliz. 2) Cristina eterna garantiza la felicidad eterna y creciente. 3) No hay nadie que pueda reemplazarla.
Los hechos que dan sustento a las tres ideas-fuerza hace rato que vienen siendo preparados con una dosificación farmacéutica, prueba de que detrás de la frivolidad de la mujer que ocupa la Casa Rosada hay cerebros fríos y calculadores que saben lo que quieren y cómo conseguirlo en un país cuyas debilidades conocen perfectamente.
* * *
1) "Argentina feliz". Después de la muerte de Kirchner, cuyo papel consistía en ladrar y mostrar los dientes -táctica que fue útil en su momento para disciplinar a la banda de codiciosos sin principios que apoyan la tiranía y a la oposición medrosa que es su cómplice-, la mujer inició otro estilo: la bonhomía frívola y despreocupada.
Las pocas veces que he tenido el desagrado de oírla hablar por televisión (cosa que hace casi todos los días en las ocasiones más baladíes imaginables), he podido comprobar que adopta un aire bonachón y despreocupado, mostrando una tal seguridad en la posesión del poder que embelesa a sus seguidores y seguidoras.
Esa seguridad es un mensaje implícito que da a entender que no hay nubes en el horizonte, que todo marcha a las mil maravillas, que el bienestar se ha difundido a lo largo y a lo ancho del país, sobre todo en las clases medias, verdadero fiel de la balanza del poder político.
La prensa ayuda poderosamente a producir esta "sensación" dando continuamente noticias optimistas sobre el crecimiento económico, sobre el aumento de las reservas, sobre la abundancia de las cosechas, sobre el aumento de las exportaciones industriales, etc.
Los aspectos negativos son violentamente barridos debajo de la alfombra mediante la falsificación del INDEC, las amenazas a las consultoras privadas que miden otros índices menos propicios y otros datos públicos y notorios como los antecedentes en la guerrilla asesina de ella misma y de sus más encumbrados funcionarios, su cruel indiferencia frente al sufrimiento de las víctimas del delito y de las injusticias judiciales y el ocultamiento de la miseria de una inmensa cantidad de argentinos que mueren silenciosamente de hambre o de tristeza, por ejemplo, los pobres del Chaco, los jubilados, los desocupados, los secuestrados políticos, etc. De esto no se habla o se habla poco en la "Argentina feliz"...
Ayer, 2 de Marzo, charló (porque ahora no dice discursos sino que “charla”) en no sé qué barriada ante un grupo no muy grande de mujeres y les decía, con una voz calculadamente pausada y sonriendo benévolamente: "Chicas, vengo a cumplir un viejo anhelo de "él" (esta es su manera de inspirar compasión por su dolor de viuda, aunque sea notorio que está muy lejos de ser una viuda desconsolada), Inauguro esta obra con alegría, etc. etc. etc."
Las "chicas" eran unas sólidas militantes peso pesado de no sé qué "unidad básica" transportadas por algún intendente adulón y aplaudían sin demasiado entusiasmo, pero aplaudían, y se dejaban filmar por los diligentes camarógrafos de la TV.
Esta escena repetida y transmitida "ad nauseam" casi todos los días, crea una sensación de que la mujer está en el mejor de los mundos y nosotros también. Sólo los amargados recalcitrantes están desconformes, pero esos "antes me daban rabia, pero ahora me dan (sic) risa" ("La Nación", 3/3/2011, pag. 6). Esos -entre los cuales tengo el honor de contarme- pasamos a ser algo así como los bufones en el reino feliz y falaz de "Cristina la bonachona". Ni siquiera merecemos ser tomados en serio.
Si a esto se agrega el tono sereno de su discurso de apertura del Congreso, en el que sugirió con una sonrisa divertida "no hacerse los rulos" con la idea de su reelección, el montaje es perfecto.
Vivo en Buenos Aires, camino por la calle y puedo ver en la cara de satisfacción de la mayoría de los jóvenes, "apolíticos" todos ellos, que participan del clima de la "Argentina feliz". Carecen de capacidad de análisis como para considerar la situación en su totalidad y ven apenas el pequeño ámbito de sus vidas. Como consecuencia de eso y de la intuitiva percepción de que les irá mejor si se pliegan a la corriente que si se ponen reacios, se dejan contagiar por el optimismo inducido de la "Argentina feliz". Las dudas, las incertidumbres que puedan tener, tratan de apartarlas de su mente como malos pensamientos.
2) "Cristina eterna garantiza la felicidad eterna y creciente". Esta sentencia casi blasfema, de inspiración religiosa, es una consecuencia de la anterior. Si la Argentina es feliz eso se debe a que Cristina está en el poder. Hay una relación de causa a efecto entre una cosa y la otra. "¿Sería Ud. tan estúpido como para cambiar lo que anda bien? ¿Arriesgaría Ud. tanta felicidad para satisfacer un prurito de cambio que no tiene razón alguna de ser? Nada es perfecto, pero Cristina ha probado que puede y eso es bueno. ¿No sabe Ud. que lo mejor es enemigo de lo bueno? ¿Cambiaría Ud. a esta "reina" bonachona por un desconocido?"
La pegajosidad de esta idea es grande. Por más desórdenes, actos de corrupción, injusticias, mentiras, violaciones de la Constitución que el gobierno cometa a Cristina le basta con hacer dos o tres mohines o decir un par de cosas más o menos lógicas para que todo eso quede sepultado bajo un manto de esperanza irracional de mejora.
Vea, por ejemplo, los casos de caos social y de inseguridad personal.
Los cortes de vías del ferrocarril y otros atropellos sindicales o piqueteriles y la cantidad de muertos y asaltados que hay por día no cesan. Pero hoy el diario afirma en primera página: "Endurece el gobierno su política antes las protestas" ("La Nación", 3/3/2011) y con eso el "argentino feliz” respira aliviado.
Pero, ¿en qué consistió el "endurecimiento"? En un disparate tan obvio y tan blandamente "reprimido" que no implica endurecimiento alguno. Se trataba de un grupo de 20 o 30 ¡vendedores ambulantes! que exigían ser contratados en la planta permanente del FFCC quienes a las 9 am de ayer cortaron las vías del tren en Avellaneda. La polícía les dijo que se fueran. No se fueron. Recién a las 12 y media fueron desalojados y hubo catorce detenidos (que obviamente serán liberados en pocas horas) y tres policías heridos a pedradas. ("La Nación" cit. pags. 1 y 6).
En cuanto a la inseguridad causada por el auge del delito, la cantidad de éstos no ha disminuido, pero como la Sra. Kirchner dijo que "la inseguridad no tiene ideología" "ni es negociable", mientras mantiene una polémica casi cariñosa con Scioli (personaje que no existe) a propósito de este tema, eso basta para que "el argentino feliz" concluya que no se puede achacar a desgano de la Sra. Kirchner la ineficiencia crónica del gobierno en la prevención y represión del delito.
Estos y muchos otros ejemplos prueban que el postulado "Cristina eterna" no es tan descabellado como nos quisieron hacer creer los diarios ya desde el día siguiente del anuncio.
Sus cómplices se benefician de aquel viejo principio jurídico que refleja una innegable realidad de la vida: "Beati possidentes" (los que poseen, gozan su posesión sin necesidad de justificarla). El poder lo tienen ellos, por lo tanto, la calma, la falta de discordia, la pasividad de los oponentes, consolida su poder.
Es el "uti possidetis, posside" de la clásica sentencia de los juristas romanos (así como posees, continúa poseyendo), recogida por el art. 2363 del Código Civil que dice: "El poseedor no tiene obligación de producir su título a la posesión...El posee porque posee".
Si bien estas sentencias jurídicas se aplican a las cosas como no son más que un reflejo de un fenómeno psicológico general, valen también psicológica y políticamente para la posesión del poder.
Sabiendo combinar el miedo a la venganza con una cierta indolencia tolerante para mantener el "status quo", la "eternidad" de Cristina o de su grupo de marxistas en el poder está asegurada.
3) "No hay nadie que pueda reemplazarla". Esta mentira está reforzada por dos teorías igualmente falsas: 1) sin el peronismo, el país es ingobernable y 2) el voto debe ser útil, o sea, debe darse a quien tenga posibilidad de ganar.
Ahora bien, como en el peronismo todos son más o menos iguales en cuanto a corrupción, desvergüenza e ineptitud, ¿qué peronista puede competir con el que tenga el poder?
La propia "maffia" que gobierna ha inventado una supuesta candidatura opositora de Scioli. No podrían haber elegido una nulidad más notoria, un inexistente más confundido con la nada que ese individuo que sólo en la Argentina pudo haber ocupado cargos que le quedan desmesuradamente grandes. Si ese es el "opositor", Cristina puede dormir tranquila.
O Duhalde, otro personaje siniestro cuyo prontuario político conoce todo el país y sólo mediante el ejercicio intenso de una insana vocación de suicidio podría votarse como contrario a una Kirchner que, indirectamente, él mismo puso en el poder con una desaprensión canallesca.
¿Y la oposición? ¿Qué oposición? ¿Esa bolsa de gatos de albañal dispuestos a todas las traiciones, la mayoría de los cuales coinciden ideológicamente con el gobierno? ¿Esa comparsa de los atropellos kirchneristas que desde hace más de un año tiene la mayoría en la Cámara de Diputados pero no es otra cosa que el coro desafinado de las injurías de la tiranía contra la Constitución?
No, obviamente no.
Como vemos, la campaña iniciada por "La Nación" y "Clarin" el 28 de Febrero, con pie en unas declaraciones de la diputada kirchnerista Conti a una radio de Rosario, tiene grandes posibilidades de éxito. Y si a eso le sumamos la deserción apática de los "buenos patriotas", estamos perdidos.
Como espero que Ud. lo entienda, este artículo no está destinado a cohonestar la pérfida maniobra sino que es un intento de despertar las virtudes cívicas dormidas de mis compatriotas, disipando el optimismo con que suelen anestesiarse.
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