SACUDIDORA

EL EFECTO CRISTINA SACUDE CANDIDATURAS OPOSITORAS

En Neuquén, la UCR se compromete con el FpV; Solanas se presentaría en Capital y a Macri se le agotan los plazos.

Por el Dr. Carlos Tórtora

El efecto Cristina está cayendo como un rayo sobre las candidaturas presidenciales de la oposición. La mayor parte de los analistas esperaban un cómodo triunfo de Eduardo Brizuela del Moral en Catamarca y de Mario Das Neves en Chubut, lo que equilibraría las inminentes victorias oficialistas en Salta y La Rioja. Pero se produjo un vuelco y la ola kirchnerista se hizo sentir en las dos primeras elecciones provinciales. El triunfalismo oficial es tan contundente que amenaza con convertir cada elección provincial en un plebiscito a favor de la reelección, lo que implica el riesgo de que la oposición llegue maltrecha y desinflada a las primarias del 14 de agosto. La alarma cundió entonces en las filas radicales y las señales de Julio Cobos sugiriendo su apartamiento de la candidatura presidencial fue la primera reacción. La siguiente fue la versión de un acuerdo por consenso entre Ricardo Alfonsín y Ernesto Sanz para definir la fórmula presidencial, dejando sin efecto la interna adelantada del 30 de abril. Es que la cúpula radical percibe que el tiempo le está jugando en contra. El kirchnerismo espera el 10 de abril un triunfo por holgada diferencia de Juan Manuel Urtubey. Pero el drama para la UCR será la elección neuquina del 12 de junio, porque los radicales, con Martín Farizano, acaban de sellar una alianza con la senadora Nancy Parrilli del Frente para la Victoria. ¿Cuál puede ser el costo electoral para la UCR de su alianza neuquina con el kirchnerismo? El 14 de junio pasado, Farizano, respaldado por Ricardo Alfonsín, se impuso sobre su rival, Horacio “Pechi” Quiroga, aliado de Julio Cobos, en las elecciones internas del partido radical para elegir candidato a gobernador de Neuquén. Ahora, la alianza entre el alfonsinismo y el kirchnerismo neuquinos descoloca en alguna medida a Alfonsín como postulante a encabezar la oposición. Sanz aportó lo suyo estos días al arrojar un certero dardo: señaló que su rival en la interna es complaciente con el gobierno.

El síndrome de Pino

Ayer, las interminables dubitaciones de Mauricio Macri acerca de su candidatura presidencial y la fecha de las elecciones porteñas habrían sufrido un impacto. Una versión originada en el bloque de legisladores de Proyecto Sur indicaba que Pino Solanas, impresionado por la fuerza del efecto Cristina en el interior del país, estaría reconsiderando rápidamente su postulación a presidente, para pensar en disputar la jefatura de gobierno porteño. Sólo la figura de Solanas -no la de Claudio Lozano- podría frenar el efecto acumulativo de las tres colectoras K que encabezan Amado Boudou, Daniel Filmus y Carlos Tomada.

Si este cambio de Solanas prospera, sería un excelente argumento para que Macri se olvide de la Casa Rosada hasta el 2015 y apunte a conseguir su reelección. Tanto Gabriela Michetti como Horacio Rodríguez Larreta correrían un alto riesgo de perder ante el líder de Proyecto Sur. Jaqueado por la ocupación en el Bajo Flores, la crisis del Teatro Colón y el conflicto por la recolección de residuos, el jefe del PRO estaría percibiendo que sus plazos para seguir dudando se agotan. Entre otros, corre el riesgo de que su indecisión se empiece a reflejar en una caída de imagen.

Desde ya que en el Peronismo Federal también se sienten los temblores del efecto Cristina. El paso al costado de Mario Das Neves en la interna adelantada que empezará el 3 de abril en Capital es una señal clara de desensillar hasta que aclare.

A Eduardo Duhalde el efecto Cristina lo estaría afectando de un modo distinto a los demás candidatos. Se percibe en la oposición un clima de preocupación que aumentará con cada nueva victoria kirchnerista. La idea de un acuerdo opositor, no ya para la segunda vuelta sino para la primera, es una posibilidad que no hay que descartar. Y en este terreno es donde Duhalde se mueve con mayor comodidad.