FMI : QUE NADIE SE ENTERE
El gobierno nacional y el Fondo Monetario Internacional (FMI) comenzaron ayer en la práctica a recomponer las relaciones luego de que el ministro de Economía, Amado Boudou, y el titular del organismo financiero, Dominique Strauss- Kahn, acordaran los detalles de la revisión de la economía argentina por parte de la entidad mundial.
Volvemos al FMI pero que nadie se entere
Por Gonzalo Neidal
Los trámites y gestiones diversas que el equipo económico está realizando para el regreso de Argentina al Fondo Monetario Internacional se están transformando en una suerte de vodevil: priman los equívocos, señales contradictorias, picardías y desmentidas.
Es que el gobierno pretende volver al Fondo pero que no se note. Quiere regresar pero que parezca que el FMI jamás le pedirá un solo número acerca de la marcha de la economía y jamás osará recomendar tal o cual medida económica al país.
El gobierno se comporta como una doncella que acepta visitar el departamento de un hombre soltero pero a condición de que éste le otorgue suficientes garantías de que sólo le mostrará su colección de mariposas y que no intentará nada indebido e incorrecto. Aclara que no aceptará beber nada que no sea un agua mineral natural, sin gas. En realidad, lo que más parece interesarle es que los vecinos no vayan a pensar mal y no se formen un mal concepto de ella.
Con el gobierno pasa algo parecido y es muy razonable su pretensión. Un componente importante de su discurso es el concepto ideológico acerca de la maldad intrínseca de los organismos de crédito internacional y su influencia perniciosa sobre la economía de los países en desarrollo. Más aún: son estos organismos los que nos expolian e impiden nuestro crecimiento económico.
Con economistas que le calentaban el oído diciéndole que podemos vivir con lo nuestro, hace algunos años el gobierno canceló en forma anticipada su deuda con el FMI. Desde el punto de vista financiero esto fue un verdadero negocio de los pelones ya que inmediatamente tuvimos que salir a pedirle plata prestada a Hugo Chávez, que nos cobraba tasas bolivarianas, es decir cuatro veces más caras que las del abominado Fondo. Ahora, con el petróleo con los precios por la mitad de los que tenían hace un par de años, Venezuela carece de dinero para ayudar a sus amigos.
Pero en su dimensión política, pagarle anticipadamente al Fondo fue todo un golazo: ¡al fin pusimos a raya al FMI! ¡Desde que éramos estudiantes universitarios que deseábamos realizar este sueño!
Pero ¡ay! las cosas de la economía se revelaron un poco más complejas de lo que pensábamos. Se ha verificado que el “modelo productivista” tiene algunos baches que no son fáciles de solucionar.
Pasaron los años de vacas gordas durante los cuales expandimos el gasto público y creamos un intrincado sistema de subsidios que ahora no se puede sostener. Pues bien: ahora necesitamos tomar crédito en el mercado internacional de capitales. Pero, claro, no tenemos buenos antecedentes. Estamos en el VERAZ.
Nuestras referencias no son buenas ya que hace algunos años le hicimos una quita importante a nuestros acreedores y ése no ha sido un acto que sea valorado benéficamente por la comunidad financiera internacional. Es por eso que, si ahora queremos volver a endeudarnos, nos hace falta que el FMI revise nuestras cuentas y le diga a los inversores: “Pueden comprar los títulos argentinos, sus cuentas están bien”. Si esto no ocurriera, es muy difícil que alguien quiera comprar nuestros títulos de deuda aunque le demos nuestra palabra de honor y le juremos por la madre que esta vez, sin falta, seguro que pagaremos y que no haremos ninguna trampa.
En definitiva, parece que volvemos al fondo.
Ahora falta que elaboremos un discurso para nuestros amigos progresistas, para explicarles que esto que estamos haciendo no tiene nada de malo, que no significa que nos estemos entregando al imperialismo.
Habrá que decirles que, en todo caso, hemos conseguido poner de rodillas a la comunidad financiera internacional que ahora se pelea para prestarnos plata.
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"Rascad la piel de un escéptico, y casi siempre hallaréis debajo los nervios doloridos de un sentimental". (Daniel D'Arc )
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