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sábado, 17 de octubre de 2009

PASO AL ABISMO



OTRO TORPE PASO AL ABISMO

(La nueva ley de medios)



por Alfredo R. Weinstabl



Todos estábamos de acuerdo sobre la necesidad de elaborar, consensuar y promover una nueva ley de radiodifusión. Había un consenso casi generalizado. La ley que estaba en vigencia promulgada por el último gobierno militar, databa desde los fines de la televisión en blanco y negro y los comienzos de la TV en color.

Pese a que sufrió infinidad de correcciones desde aquel entonces, más de 200 modificaciones o normas complementarias, la ley estaba sobrepasada, por el arrollador avance tecnológico en la materia. En aquel entonces ni siquiera existía la TV por cable.

Indudablemente era necesario cambiar de ley. Máxime tratándose de una ley importante, casi fundamental, en una sociedad moderna.

Pero las cosas se hicieron mal. Como casi todo lo que hace el kirchnerismo. Pero esta vez los responsables primarios no eran los Kirchner, ya que la elaboración de la ley era una responsabilidad directa del Congreso Nacional. Los que lo hicieron mal son los parlamentarios.

Estos, representantes de los ciudadanos y de las provincias, deberían haber evaluado la extrema premura que les pidió Kirchner para lograr la ley. ¿Cuál era la causa de tanta urgencia? ¿Cuál era el objetivo ulterior de tanta prisa en redactar una ley de tanta importancia para el país?

Para un observador imparcial, independientemente de la personal pelea de Kirchner con el ex diario oficialista “Clarín”, la urgencia salta a la vista.

Los Kirchner necesitan de los medios en este último tramo de su gestión, para situarse en una posición favorable ante la ciudadanía, cuando Cristina termine su período presidencial. Ese es el momento en los cuales los Kirchner deberán rendir cuentas por los terribles dislates, gruesos errores y trasgresiones a las leyes y a la Carta Magna ejecutados por sus gobiernos. Y fundamentalmente por la escandalosa corrupción y el vaciamiento del país.

Será el momento del pase de facturas de todos los sectores afectados por su omnipotencia y la prepotencia en su gestión. No hay que hacer ninguna prospectiva política para ver lo que les espera a los inventores de “memoria y castigo”. Precisamente memoria, juicio y castigo. En el futuro de los Kirchner solo les espera en el mejor de los casos, largos años de cárcel.

Los parlamentarios, algunos ya con un pie fuera del Congreso, fueron funcionales a este personal objetivo de los Kirchner. Como una majada de dóciles ovejas, el oficialismo cumplió obedientemente a rajatabla con el objetivo subalterno de los déspotas. Ese es el motivo central de la urgencia para aprobar la ley. Con una inusual prontitud, casi insólita, la nueva ley fue publicada en una edición extraordinaria del Boletín Oficial. ¿¿??

Pero a consecuencia de la premura se dejó de lado el más mínimo sentido común y se cometieron otros errores y trasgresiones a la Constitución.

Por ejemplo, permanentemente se habló del monopolio de los medios. ¿Sabrán los parlamentarios del oficialismo que es un monopolio? No se los puede clasificar como monopolios. Son seis “holdings” principales que tienen el 80% de los medios. Pero son grandes empresas que compiten fuertemente entre si. ¿Es acaso lo mismo ver televisión en el canal TN, Telefe o América 24? ¿Es lo mismo escuchar radio Mitre, Continental o Radio 10? ¿O es lo mismo leer el diario “Clarín” que leer el diario “La Prensa” o “Página12”? (ya están viniendo también por los periódicos).

Esta ley nos hace salir de un supuesto “monopolio” para meternos en otro mucho más peligroso: el monopolio omnipotente del Estado.

En el debate de estos días se escucharon puntos de vista muy interesantes, algunos novedosos, otros extremadamente importantes y algunos francamente para el olvido. No obstante el oficialismo tenía la orden del déspota de no cambiar una sola coma para que el proyecto no vuelva a la Cámara Baja.

Parecía un diálogo de sordos. Se hablaba y hablaba, algunos excelentes discursos y ponencias, pero el dictamen, así como fue enviado por Diputados, así debía salir.

Nuevamente la pregunta: ¿No es acaso el Poder Ejecutivo un Poder independiente? ¿Para que se va a debatir si es imposible modificar o cambiar frases, oraciones o simplemente una coma, cuando lo proponga sensatamente un senador, ya sea del oficialismo o de la oposición?

La sanción de la ley fue fuertemente cuestionada por constitucionalistas por trasgredir la Carta Magna al violar derechos esenciales como la libertad de expresión y la propiedad privada. Varios artículos fueron duramente cuestionados por la oposición, entre ellos algunos que en realidad no resistían ningún análisis racional de cualquier persona con un mínimo de sentido común.

Parecía una ley hecha a medida, a las futuras e imperiosas necesidades de la vertiginosa caída de los Kirchner expuestas en uno de los párrafos anteriores. Sintetizando: todo el poder al gobierno, a los Kirchner.

Algo similar a cuando se instrumentó el Consejo de la Magistratura y que fue la causa fundamental de la descomposición del Poder Judicial, por el miedo y el temor de los jueces a fallar en contra de integrantes del gobierno o contra los intereses del mismo.

El debate simplemente se ajustó a la formalidad que marca la ley. Ello es necesario, pero no suficiente. “… La experiencia histórica enseña largamente que una norma legal será siempre precaria e incompleta si no cuenta, además, con ese segundo valor o requisito ineludible que es su legitimidad sustancial o de fondo...” (ref.1).

En definitiva una ley mal hecha sin consensos y notoriamente favorable a los espurios deseos del gobierno. Una ley que traerá aparejada una gran cantidad de litigios con enormes perjuicios para el erario público. Una ley que no contribuye precisamente a la pacificación nacional.

Y todo el proceso bajo un manto de evidente corrupción por la política de extorsión y captación de voluntades ejercidos personalmente por el matrimonio presidencial.

Hubo algunos casos de senadores que cambiaron de postura en forma tan obscena y vergonzosa que merecen sin ningún atenuante el calificativo de sinvergüenzas. Entre los más notorios, el senador Guillermo Jenefes quien días previos expresó que su posición contraria al proyecto era inamovible, mientras no se modifiquen algunos artículos fuertemente cuestionados. Sus pretendidas “convicciones políticas” desaparecieron después de ser convocado a la Quinta de Olivos.

Hubo también otros casos realmente patéticos, entre ellos el de Dora Sánchez quién públicamente había manifestado que el proyecto “era un mamarracho y que entrañaba un riesgo para la libertad de prensa”.

Cundo votó lo hizo a favor del oficialismo admitiendo que “fue presionada tal como lo hacen con muchos legisladores”.

En definitiva una mala ley, sin consenso, con sobradas sospechas de corrupción, impuesta descaradamente por el Ejecutivo. Una nueva claudicación del Legislativo.

Un nuevo torpe paso al abismo.



Dr. ALFREDO RAÚL WEINSTABL

alfredo@weinstabl.com.ar



Notas:

(1) “La legitimidad no se agota en lo formal” por Bartolomé De Vedia – “La Nación” – 11-10-09

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