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martes, 18 de agosto de 2009

POBRES, RICOS Y CRISTINA


Río Negro - 18-Ago-09 - Opinión

http://www.rionegro.com.ar/diario/2009/08/18/editorial.php

Editorial
Pobres, ricos y Cristina


La primera reacción de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner frente al aumento alarmante de la pobreza en nuestro país que se ha registrado durante su gestión accidentada consistió en minimizarla. Con las cifras confeccionadas por el Indec en la mano, procuró hacer pensar que no obstante las apariencias desde diciembre del 2007 se había reducido la cantidad de pobres e indigentes. Pero la semana pasada cambió de táctica. Reconoció que sí hay mucha pobreza en el país, sobre todo en los "barrios, villas, comunidades, aglomerados urbanos de alta vulnerabilidad social", y anunció que para empezar a remediar "la inequidad" así supuesta pondría en marcha un plan para generar 100.000 puestos de trabajo. Para sorpresa de nadie, Cristina atribuyó las lacras sociales a "los ricos", la oposición y, huelga decirlo, al periodismo, afirmándose víctima de "fusilamientos mediáticos". Se trató de una reedición, levemente modificada, de las diatribas vehementes que la presidenta pronunció antes de que el voto "no positivo" en el Senado del vicepresidente Julio Cobos hiciera posible una tregua en el conflicto del gobierno con el campo. En aquella ocasión, la oratoria agresiva con la que Cristina reivindicaba una visión ideológica penosamente anticuada sirvió para hacer trizas su popularidad. Puede que el discurso lamentable que pronunció por la cadena nacional el viernes pasado le resulte igualmente costoso. Parecería que los Kirchner, abandonados por los dirigentes peronistas más influyentes, incluyendo a los intendentes "traidores" del conurbano bonaerense, han optado por renovar su alianza con los piqueteros y otros "luchadores sociales" que, se prevé, serán los encargados de poner en práctica el plan oficialista.

Desgraciadamente para Cristina, a esta altura muy pocos la creen la persona solidaria -la abanderada de "la libertad y la justicia", como dijo algunos días atrás en Caracas- que protagoniza "el relato" que ha inventado. El escepticismo generalizado acerca de lo que realmente piensa se debe no sólo a la incapacidad evidente del gobierno kirchnerista de mejorar las condiciones en que vive más de la tercera parte de la población sino también al crecimiento vertiginoso de su propio patrimonio. De hacerse el "padrón de ricos" que reclamó en su arenga, ella y su marido ocuparían un lugar de privilegio entre los que se las han ingeniado para acumular fortunas llamativas sin poder explicar de manera satisfactoria exactamente cómo lo hicieron. O sea, Cristina dirigió sus dardos filosos contra sí misma. Mientras tanto, su alusión autocompasiva a los "fusilamientos mediáticos" de los que se siente víctima nos recordó, por si fuera necesario hacerlo, que la tolerancia nunca ha figurado entre las virtudes de la combativa pareja santacruceña.

Si los Kirchner consideran importante el tema de la pobreza, es porque en las últimas semanas distintos líderes opositores, además del papa Benedicto XVI y los obispos católicos locales, se han puesto a usarlo para criticarlos. Por lo tanto, esperan privarlos de un arma política poderosa. Hace seis años pudieron haberlo intentado con alguna posibilidad de éxito pero, por haber estado tanto tiempo en el poder y por haber disfrutado de los beneficios enormes arrojados por una etapa prolongada de crecimiento macroeconómico sumamente vigoroso, ya les es demasiado tarde para desempeñar el papel de críticos radicales del statu quo. Asimismo, no hay ninguna garantía de que el "plan de Ingreso Social con Trabajo" lanzado por Cristina produzca resultados concretos; lo más probable es que, como ya ha sucedido con frecuencia excesiva, comparta el destino decepcionante de tantos otros planes sociales que fueron anunciados con bombos y platillos para entonces agotarse pronto sin dejar muchos rastros visibles. Lo que sí logró la presidenta con su retórica estridente fue ahondar todavía más el abismo que la separa de buena parte del resto del país al brindar a los opositores una nueva oportunidad para atacarla. La aprovechó la jefa de la Coalición Cívica Elisa Carrió, la que, con una ferocidad digna de Cristina misma, señaló que "los regímenes autoritarios al estilo Chávez no sacan a los pobres de la pobreza", para rematar calificando al gobierno actual del "más conservador, autoritario, reaccionario y humillante de la historia de la Nación".

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