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miércoles, 26 de agosto de 2009

ROCKY



-La vuelta de Rocky
Por Omar López Mato
www.notiar.com.ar


“En diciembre de 1954 la Sra. Marion Keech, una ama de casa de Chicago, anunció a cuantos la quisieron escuchar que el fin de los tiempos se aproximaba y que los habitantes de un lejano planeta llamado Clarion le habían enviado un mensaje para que ella y sus seguidores se presentasen el 21 de diciembre a las 12 de la noche en un lugar determinado para abordar la nave que los alejaría de nuestro planeta a punto de convertirse en un conjunto de piedritas flotando en el espacio.



Docenas de personas se dieron cita esa noche para ascender a esta nave salvadora. Entre los presentes se encontraba el Dr. León Festinger, un prestigioso psicólogo de origen ruso que no tenía la intención de abandonar el planeta Tierra, pero sí presenciar la reacción de la Sra. Keech cuando el plato volador no apareciese... Y fue así nomás, la nave no apareció ni a las 12, ni a la 2 ni a las 4, ante la creciente zozobra de los presentes. Fue al amanecer cuando la Sra. Keech, embargada por la emoción, recibió el segundo mensaje de los alienígenas “Este pequeño grupo con su fe ha conmovido a Dios y de esta forma salvado al planeta”.

Marion Keech que hasta entonces se había mostrado renuente a otorgar entrevistas buscó frenéticamente a los medios para diseminar la buena nueva a los cuatro vientos.

El Dr. Festinger, atento espectador de estas reacciones, llamó a este fenómeno Disonancia Cognitiva, que es la tensión mental creada cuando las convicciones de una persona se caen o demuestran ser falsas o erróneas. Festineger sostenía que ante esta disyuntiva las personas se esfuerzan en generar nuevas ideas para reducir la discrepancia o hasta lograr una nueva coherencia. “Muchas veces los individuos emergen de los conflictos más convencidos de lo que estaban al comenzar”.

Con estas palabras comencé un artículo que publiqué en Enero de este año, para explicar cuales serían las conductas de los amos patagónicos, en caso de perder las elecciones. (Lamento ser auto referente, se que es una costumbre odiosa pero convivo conmigo mismo… ¿Qué le puedo hacer?)

Dos meses después de su derrota nos encontramos en plena disonancia cognitiva del matrimonio presidencial. No han reconocido errores, no han recapitulado nada, avanzan hacia una profundización de su esquema político, al que se aferran con más vehemencia que antaño. Su núcleo se ha estrechado más aún, se refugian en piqueteros, madres recalcitrantes, súbditos obsecuentes y kamikazes autóctonos, que nada tienen que perder. Como decimos desde hace tiempo, aquí no se necesita un manual de política, más hace falta un manual de psiquiatría.

Todo intento por parte de la Presidenta de recuperar un protagonismo con algún atisbo de moderación, aunque más no sea cosmética, llegará a su fin gracias a los endebles neurotransmisores de su cabecita loca, más cuando nos acercamos a esta época de cambios climáticos, que ponen en ebullición su encéfalo, además del enrarecimiento del clima político y el aumento del mal humor general (inflación, recesión, sequías, miseria. Todos fenómenos negados por la princesa Louis Vuitton). Una vez más el pingüino peleador tomará cartas en el asunto, convencido que alguna de sus ideas será el boleto ganador que revertirá su declinante estrella.

Esta perseverancia en actitudes desmedidas, no solo se debe a su estructura psicopática, sino a la falta de una oposición con lo que un hombre debe tener para hacerles frente.

El pingüino no es sensible a discursos filosóficos. Carta Abierta es un invento que más le atrae a las aspiraciones intelectualoides de su conyugue, aunque no creo que le hayan aconsejado comparar goles con desaparecidos…, en fin, los muchachos de Carta Abierta pensaban que con dos frases piruchas y unas citas del Che le daban contención ideológica a los K, ahora ven que tienen una ardua tarea con esto de justificar la imbecilidad. El fighter patagónico es más concreto, el mundo es $ y todo el mundo tiene su precio en $, por la $ baila el mono y su corte. Todo lo demás son vanidades superfluas de ratones de biblioteca.

La oposición ha salido a bailar con tutú de ballet en una fiesta de camioneros (sin alusión alguna a Moyano). Creen que intercambiando ideas van a hacerlos entrar en razones. Error, craso error. Me parece que antes de gastar fortunas en asesores de imagen, los niños bonitos al menos deberían consultar en Wilkipedia el término Psicopatía y ponerse los guantes para comenzar de una vez por todas a hostigar a Kid Penguin.

No digo que sea tarea fácil. ¡No señor! No hay trabajo más arduo que enfrentar a uno de estos individuos que parecen transitar por la vida con traje de amianto. ¡Ni se imaginan lo que será aguantarlo en el Congreso! Y ¿Quién lo va a parar? Lilita puede ser una buena contrincante all weight del púgil santacruceño. De esta forma podrá canalizar su tendencia a pelearse con todo el mundo y administrando sus fuerzas quizás deje de cortar lazos con las fuerzas políticas que ayer nomás reunió.

Los pobres niños ricos se han recluido en sus mansiones, con la sensación de tener la tarea cumplida después de la ajustada victoria de Junio, poniendo la mirada más allá del próximo año y medio de suplicios que nos espera a los argentinos. Sería muy bueno que se pongan a trabajar en lo suyo lo antes posible, porque la gestión de la Ciudad Autónoma se va desdibujando, las retenciones seguirán, los capitales se fugan, la plata se sigue derrochando en estupideces y el irrompible surero se apresta a dar pelea, y ¿quien les dice? los pesca mal parados y de un Cross de derecha los tire a la lona. Como le cuenta el inefable Jorge Asis a su tío Plinio “K se recupera a partir de la ineficacia extrema de la oposición”.

Existe un consenso no expresado, una impresión generalizada que la pareja patagónica está en retirada, se caen solos, chau chau, bye bye, farewell, adío…

Es peligrosísimo pensar esto de un individuo como el exotrópico santacruceño. Recuerden lo que digo, no nos va a dejar en paz hasta que parta de este mundo, y aún así dará que hablar.

El pugilista de las pingüineras y la emperatriz de la meseta patagónica han cansado a todo el mundo. Uno abre los periódicos o espera el inicio de un blog con la vaga sensación de que un día anunciarán la conversión del Congreso en una cancha de Papy fútbol y lo único que haremos es suspirar. No hay conducción política que arme una oposición orquestada y el pueblo, que debería haber estado el jueves a la noche reventando cacerolas, guardó un silencio indiferente al igual que cuando nos robaron las jubilaciones, o cuando nos endosaron Aerolíneas (que todos pagamos, volemos o andemos en bicicleta).

Me da la impresión que los argentinos ven con resignación hundirse a la Nación, como lo han visto tantas veces, dispuestos a presenciar el naufragio y después rescatar lo que se pueda para comenzar una vez más. Muy mansos, muy democráticos y demasiado pragmáticos: Que se hundan los K, que se entierren los K para que nadie diga el día de mañana ¡Qué bien estábamos con Néstor!.

Pero para los políticos, la indolencia es peligrosa, porque fíjense ustedes qué pasó en Buenos Aires cuando el PRO creía tener la vaca atada. Apareció el arbolito rojo (léase Pino) y ¡paf! Se quedó con casi el 30 % de los votos, entregados a un zurdo lírico, de esos que proclaman las glorias del comunismo, pero habitan como bon vivants los reductos más exclusivos de la burguesía.

El peso pesadísimo surero está contra las cuerdas pero no está mirando el reloj, ni pide al rincón que tiren la toalla, (como muchos queridos amigos están soñando). No señores, el púgil va a seguir dando pelea como un Rocky patagónico, con los ojos cerrados por los hematomas y los dientes flojos de tantas trompadas. Ni aún vencido se dará por vencido, porque sabe que adelante no hay un peleador, no hay nadie que quiera embarrarse, transpirar la camiseta o poner la cara para recibir los golpes. Y él va a seguir con la esperanza que los salve el gong o la oportunidad de filtrar una zurda cuando el otro, cansado, baje la guardia.

Rocky ha vuelto, algo excedido de peso pero tan rápido de reflejos como antaño. Para mantenerse en forma subirá y bajará las escaleras del Congreso, hará guantes con D’Elía y pondrá en su punching ball la portada de Clarín. Nada lo va a detener en el cuadrilátero de la política a este Rocky austral que está dispuesto a seguir dando pelea con la obvia intensión de posar sus reales una vez más sobre el sillón de Rivadavia.

Dios se apiade de nosotros.

omarlopezmato@gmail.com

Gentileza de www.olmoediciones.com para NOTIAR

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