CHAU MANIJA
-Senado: la oposición firmó un acuerdo para quitarle el manejo al oficialismo
Jesica Bossi
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Una caja fuerte guarda el pacto que firmaron los bloques opositores para el manejo de comisiones. Radicales y peronistas disidentes tienen un adversario común, pero se desconfían entre sí. El Gobierno buscará romper la alianza.
El documento que puede hacer quebrar el poder del Gobierno está guardado bajo siete llaves. Son 22 páginas, rubricadas y selladas, atesoradas en la caja fuerte del despacho del jefe del bloque radical, Gerardo Morales.
Se trata del acuerdo al que arribaron legisladores de la oposición para quitarle el control del Senado al oficialismo. De concretarse ese plan cuando se realice la sesión preparatoria, el próximo miércoles, la Casa Rosada perderá el manejo de ambas cámaras legislativas hasta 2011.
El texto tiene estampadas hasta ahora 32 firmas. Todavía restan cinco rúbricas más para totalizar la cifra de 37, los votos necesarios para imponerse en el recinto. Tanto hermetismo y la necesidad de elaborar un acta formal entre la oposición surgió a raíz del miedo a traiciones a último momento. “Tanto nos desconfiamos mutuamente que tuvimos que hacer esto”, confió a este diario un destacado dirigente radical.
Con las negociaciones en stand by con el oficialismo, el arco anti K arregló puertas adentro cómo será el reparto de las comisiones parlamentarias, instancias clave en las que se tramitan los proyectos que luego se tratan en el recinto.
La oposición tendrá mayoría en todas las comisiones y presidirá 13 de los 25 cuerpos, según la propuesta consensuada entre los bloques de la UCR, el Peronismo Federal, la Coalición Cívica, el socialismo y un nuevo grupo informal de seis senadores. Este último espacio está liderado por el peronista pampeano Carlos Verna, un repentino díscolo de Balcarce 50 que el kirchnerismo todavía pretende realinear.
“El que traiciona, pierde”, especulaba anoche el mandamás de una bancada opositora de peso. Según su razonamiento, “el reparto de cargos fue generoso” y “es la primera vez en democracia que hay un acuerdo entre varios bloques que pone en jaque al oficialismo de turno”.
En el kirchnerismo reconocen que el panorama es complicado. Desde la Casa Rosada instrumentaron un intenso operativo para convencer a gobernadores –especialmente al mandatario de La Pampa, Oscar Jorge– para dar vuelta voluntades.
“Estamos en un escenario de paridad”, dijo a Crítica de la Argentina el jefe de la bancada K, el senador Miguel Ángel Pichetto.
El oficialismo cuenta con 32 senadores propios, más tres aliados, que son María Rosa Díaz y José Martínez (responden a la gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos) y Horacio Lores (del Movimiento Popular Neuquino).
Para esquivar la derrota necesitan embolsar dos votos más.
Pasado mañana, por la tarde, habrá una reunión de la bancada del Frente para la Victoria y, después de eso, el oficialismo, que la semana pasada pateó el tablero del diálogo, intentará un nuevo contacto con la oposición. “La idea es llegar a un acuerdo razonable”, dijo Pichetto, quien anticipó que insistirán con la oferta de conservar la mayoría de miembros en las comisiones consideradas clave para la gestión, entre ellas, Presupuesto, Asuntos Constitucionales, Relaciones Exteriores, Acuerdos, Defensa, Justicia y Legislación General.
En la oposición, están en alerta. Por estas horas, cunden dos temores.
El primero: Carlos Menem comprometió su asistencia pero les preocupa que su estado de salud no le permita ocupar su banca.
El segundo: la senadora cordobesa Norma Morandini –compañera de banca de Luis Juez– no juró a fines del año pasado con el resto de sus pares y, formalmente, la oposición no contaría con el quórum de 37 para iniciar la sesión, sin el respaldo del oficialismo.
Aunque ya se aseguraron una pieza, en caso de algún faltazo: si hay desempate, el vicepresidente y titular del Senado, Julios Cobos, les garantizó que dedicará otro “voto no positivo” contra el Gobierno.
El miércoles también se definirán las autoridades de la Cámara alta. Hay consenso generalizado en la oposición de dejar en manos del kirchnerismo la presidencia provisional, un lugar estratégico en la línea de sucesión del Poder Ejecutivo. Esa decisión no es compartida por el peronismo disidente –liderado por el puntano Adolfo Rodríguez Saá y el salteño Juan Carlos Romero–, que pretende arrebatar ese cargo para sí.
Hasta ahora, esa diferencia interna no ha encendido la mecha que haga estallar el acuerdo.
La prioridad opositora es quitarle el control efectivo del Congreso y obligar al kirchnerismo a negociar hasta que Cristina Fernández culmine su mandato.
Esa premisa está cerca de cumplirse, después de la derrota K sufrida en diciembre en la Cámara de Diputados y a tres días de que se definan los tantos en el Senado.
Fuente: Criticadigital.com
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