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miércoles, 3 de febrero de 2010

EL VUELO DEL POLLO


-El vuelo del pollo y la Patria Montonera
Por Omar López Mato
www.notiar.com.ar


El cerdo nunca ha gozado de buena prensa, ha dicho la Sra. Presidente, y es verdad. (esto vale para que no vayan diciendo por ahí que NOTIAR jamás está de acuerdo con este gobierno). El nombre del cerdo, animal condenado por el Antiguo Testamento, siempre ha sido sinónimo de inmundicia. Es impuro para los musulmanes y detestado por varias tribus africanas.



Al parecer tanto rencor ha suscitado una curiosidad semántica ya que pocos animales han merecido tantos sinónimos -chancho, porcino, cochino, puerco, marrano, etc. etc.- sin que en el proceso haya perdido su connotación peyorativa.

De hecho, se creía que era un animal difícil de domesticar e imposible de entrenar hasta que el Dr. Bisset, allá por 1785 puso todo su esfuerzo en adoctrinar a un cerdo y lo logró, después de varios meses de arduo trabajo presentó sobre los escenarios de Londres a un simpático puerquito apodado “Toby, el chancho sabiondo”.

Toby paseó sus conocimientos por los teatros más importantes de Inglaterra luciendo sus habilidades matemáticas y demostrando su erudición adquirida en prolongadas lecturas de Copérnico, Aristóteles y demás sabios de la antigüedad (a diferencia de nuestros políticos, no había perdido el tiempo concurriendo al Show de Tinelli ni leyendo a Sócrates).

Cuando alguien de la audiencia le hacía una pregunta, Toby inmediatamente señalaba la respuesta correcta de entre las tarjetas separadas para la oportunidad. No solo había entusiasmado al público sino a notables eruditos como Erasmus Darwin, abuelo del célebre Charles que conoció nuestras tierras en tiempos del Restaurador. Darwin tenía menos estima por los oriundos de éstas pampas que por los cerdos, como dejó consignado en sus escritos.

Pero volviendo a Toby, éste se convirtió en el monarca indiscutido de las tablas y su dueño se ufanaba en afirmar que el sabio cuadrúpedo ganaba más plata que sus colegas bípedos.

Pero no toda gloria es eterna, ni todo poder es permanente, como creen nuestros políticos. Cuando Toby había alcanzado el apogeo de su fama y la cúspide de su popularidad, el chanchito sabiondo se vio obligado a abandonar abruptamente y para siempre su carrera y este valle de lágrimas.

Mucho se especuló sobre las causas de su inesperado final. Fuentes bien informadas sostienen que sus conocimientos desequilibraron su psiquis y a pesar de sus saberes, Toby terminó como sus colegas menos leídos, es decir, convertido en chacinados.

El poeta Thomas Hood, consternado ante esta desaparición ignominiosa, le dedicó unas estrofas de su inspiración como obituario para esta bestia instruida.

En este mundo de chanchos y de humanos
ante la diosa fortuna todos danzamos
¿Deberé mis clásicos abandonar
para como jamón perseverar?
¿Qué será de mis ciencias conocidas?
Mi griego en grasa se convertirá
y el latín con mis tripas morirá.
Adiós a los atesorados conocimientos
Dejó atrás mis sabios pensamientos
En mi vida jamás he sido lelo
aunque partiré como tocino al cielo.

Los que al parecer no partirán al cielo sino al matadero, son los nuevos aliados de la pareja en el poder, consagrados en el tálamo presidencial como prometedores energizantes sexuales. La Señora Presidente continúa dando cátedra cada vez que se le pone enfrente un micrófono -a los que ya no toca nerviosamente, como en sus tiempos de conflicto con el agro-.

No, ahora pretende ser graciosa y humana, granjeándose la simpatía de los presentes aludiendo a las virtudes erotizantes del cerdo que hace temblar a los productores de Viagra. Aun así, no ha abandonado ese tonito de maestra ciruela que irrita y exaspera y que ha demostrado ser más fuerte que ella. Ahora, a cambio de bilis, regala su dentadura sonriente, junto a las denuncias conspirativas nos deja circunloquios sobre buitres extranjeros y locales (¿se estará refiriendo a los 2 millones de dólares que su marido compró aprovechando información confidencial?). Ha dejado de ser la mujer del látigo para mostrarse amante esposa, sumisa al macho alfa, guía la manada autóctona, que habrá de matarla por la infidencia: el diputado necesita un cerdo a la parrilla para estimularse (entre paréntesis, ¿los patagónicos desconocen que existe una barrera sanitaria y que el cerdo presidencial no puede viajar de Córdoba a Calafate? Esta pareja es transgresora hasta para hacerse un asadito).

Este cambio de táctica demuestra una vez más que los “K” están convencidos que todo es imagen y que la reiteración mediática les asegurará la popularidad. Goebbels en su estado más puro. Vale reconocer que no son los “K” los únicos que creen en esta consigna, nuestros políticos marchan detrás de las encuestas y no delante de sus ideas. No son conductores sino conducidos por el rating, las estadísticas y las mediciones de imagen. Quizás la falta de “insight” y la escasa autocrítica les impide percatarse de que de esta exposición nada les garantiza y para colmo expone crudamente sus limitaciones y potencia sus errores. Los medios venden, si, pero no cualquier verdura. La gente no es tan estúpida como creen…

Sin embargo, no acepta el matrimonio presidencial esta última condición y sus fracasos mediáticos inmediatamente encuentran un chivo expiatorio entre sus colaboradores como en el pasado programa de la Televisión Pública, donde N.K. expuso todas sus habilidades de prestidigitador mediático con culpas repartidas, conspiraciones expuestas, y confabulaciones denunciadas usando su mejor cara de Poker. Grande debe haber sido el desencanto al enterarse que su sola presencia no fue suficiente para levantar el alicaído rating del canal oficial que todos bancamos con nuestros esfuerzos.

Moraleja, la rastrera conductora que nos costaba una pequeña fortuna, ha decidido dejar el programa, alegando “cuestiones personales”. Este parece ser el futuro de los seguidores del matrimonio, el mismo que el de Toby y sus congéneres: el gancho.

Parece que el verano porteño, tórrido como nunca, ha inspirado imágenes zoomórficas en la señora presidente. No sólo ha pontificado sobre los chanchos y sus virtudes afrodisíacas sino que ha extendido la exposición de sus conocimientos a los pollos y su condiciones voladoras que revelan a las claras su ideología y el sueño de ese grupúsculo de jóvenes setentistas que hizo del disenso subversivo y el secuestro extorsivo su himno y su bandera.

Si, la patria montonera soñó esta nación rencorosa y vengativa, mendicante y mentirosa, no la del nido de cóndores, ni la del vuelo de las águilas, tampoco la del canto del ruiseñor o la belleza del cisne, sino ésta, la del ridículo y rastrero vuelo del pollo.

omarlopezmato@gmail.com

Gentileza de www.olmoediciones.com para NOTIAR

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