COLAPSO DE LA ETICA
VERGONZOSO COLAPSO DE LA ÉTICA POLÍTICA
El constitucionalista alemán Karl Loewenstein afirma que el Poder tiene un ingrediente demoníaco que hace que si no tiene restricciones o limitaciones mediante algún tipo de control, indefectiblemente se excede y desborda. Agrega que solamente un santo podría resistirse al perverso estigma de caer en la tentación de abusar del poder.
El poder incontrolado es por su propia naturaleza malo, porque encierra en si mismo la semilla de su propia degeneración.
Analicemos ahora la gestión de la dinastía Kirchner. ¿Tiene acaso este matrimonio algo de santidad? Muy por el contrario, se aproximan mucho más a lo opuesto de lo que es un santo o la santidad.
Constituyen un excelente ejemplo de lo afirmado por Loewenstein. Con prácticamente la suma del poder, con todos los órganos de control y fiscalización de la República bajo su férula, hacen y deshacen como se el país fuera una propiedad privada de la cual ellos son los dueños.
Los mecanismos de control y de contrapesos previstos en nuestra Constitución, fueron neutralizados o directamente anulados.
Y el poder es el numen de la política. Es sabido que en política todo puede ocurrir. En los dichos populares es ampliamente conocida la remanida frase que “en política todo es posible”. El enemigo de ayer puede convertirse hoy en aliado o viceversa
¿Pero no hay un encuadramiento de la política? ¿No hay límites establecidos? ¿No se rige por normas éticas y morales?
La política en si no es ética ni moral. Pero es difícil concebir una política sin ética y sin moral.
El objeto de estudio de la ética, no es todo tipo de conducta, sino sólo aquellas que rigen por normas morales. Se llaman normas morales a los principios que en una sociedad regulan el comportamiento de los seres humanos en función de lo que se considera bueno, justo o correcto.
La ética, es también llamada filosofía de la moral. Tiene como objeto de estudio la conducta humana, pero sólo cuando esta es susceptible del juzgarse moralmente.
Según Kant, no existe ninguna contradicción objetiva entre moral y política, pues no puede haber política sin moral. Política y moral son indivisibles.
Con este breve introito analicemos ahora nuestro gobierno. Por su incompetencia, después de cinco años manejando los destinos del país, a los Kirchner el poder se les escapa de las manos y su estructura de dominación se viene abajo como un castillo de naipes.
Nos tienen acostumbrados a golpes de efecto, muchas veces polémicos, discutidos y en el borde de lo que establecen las leyes y la Constitución Nacional. Pero lo que se anunció estos días ya sobrepasa todos los límites.
Kirchner deprimido y angustiado por la atomización de su poder, jugó una carta que si bien puede considerarse legal está totalmente, no solo fuera de la ética política, sino de la racionalidad por lo absurdo y riesgoso.
Pidió a los gobernadores e intendentes de su partido que lo acompañen en una desesperada jugada en las elecciones de junio, postulándose con él para bancas de diputados nacionales y concejales que nunca asumirían. Quiere que estas elecciones se conviertan en un plebiscito a la gestión de su esposa. Ya no hay duda alguna que esta jugada es fraudulenta y está absolutamente fuera del espíritu democrático que los argentinos anhelamos. Muestra su desesperación y debilidad.
Obligaría de esa manera a sus seguidores, que en vez de gobernar y atender los acuciantes y reales problemas de la población que cada vez son mayores y más graves, hagan proselitismo electoral por espacio de tres meses. En el supuesto de ganar, no asumirían y volverían a sus puestos anteriores.
El constitucionalista Daniel Sabsay expresó que este modelo de fraude no está prohibido, porque a nadie se le ocurrió que este desvarío demencial se le pudiera ocurrir a alguien intentarlo.
Nunca el país estuvo peor desde que Kirchner inició su gestión. Está prácticamente en un callejón sin salida con muchos sectores sumamente convulsionados. Kirchner cumple lo que habría manifestado en otra oportunidad. “O yo, o el caos”. Como viene la situación, en realidad la opción es “el caos o el caos”.
Ya estamos en un caos mayúsculo, inseguridad, situación económica problemática y seriamente comprometida, alumnos sin clases, gremios y sindicatos con demandas casi imposibles de cumplir, el increíble conflicto con el campo, la destrucción de las FF.AA., infinidad de demandas judiciales de los jubilados y de los militares retirados, la justicia prácticamente colapsada, demandas y embargo en el extranjero por la cuestión de los bonos.
El desprecio de Kirchner por la gente adquiere ribetes realmente patéticos. Scioli se enteró por los medios, del desvarío presidencial de que iba a integrar en el segundo puesto la lista detrás del ex mandatario.
Afortunadamente de la recua de borregos genuflexos que siguen al desequilibrado déspota, algunos han recobrado la poca dignidad que les quedaba y en un chispazo de lucidez, decidieron no acompañar esta escandalosa y fraudulenta maniobra electoral que vulnera todos los principios éticos a los que hicimos referencia en el comienzo de esta nota. La estrategia oficial es una verdadera burla y estafa institucional.
Esta decisión de los Kirchner lo único que va a lograr es aumentar la diferencia, malestar y crispación entre el gobierno y la ciudadanía.
Es casi impensable imaginar algo más descabellado y alocado que esta decisión. Pero entiendo y comprendo la postura de Kirchner. Su hegemonía ha finalizado y sabe bien que al dejar el poder será el primer presidente argentino, que del sillón de Rivadavia va directamente a la cárcel y sus numerosos bienes serán incautados. (¿Será la famosa distribución de la riqueza tan declamada por Cristina?)
Su mansión “Los Sauces”, en Calafate, probablemente se convertirá en un Museo de la Memoria del Presidente que teniendo todo a su favor, arrojó por su incompetencia y corrupción endémica, al país a las tinieblas de un oscurantismo nunca antes visto y nos sometió a una vergüenza internacional inédita.
11-Abr-09 Dr. ALFREDO RAÚL WEINSTABL
alfredo@weinstabl.com.ar
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