IDIOTAS POR EL ODIO
Idiotas por el odio
¿Seremos o no?
Así se maneja la política, tomando por tarados a todos. Mintiendo a cada discurso. Dando índices falsos. Cambiando reglas sobre el mismo juego…
Por Eduardo Juan Salleras
Cuando uno cruza los 50 años, por lo menos a mí que lo hice hace dos, empieza a plantearse algunas cosas, a partir de lo que va sucediendo en la vida.
No se si a alguien le pasó sentirse un idiota.
Bueno, a mí si.
Resulta que en estos últimos meses tuve una experiencia comercial fallida, por la cuál un “amigo” me despojó de algo que era mío, porque perdió el comprobante que así lo demostraba ¿?, que yo lo tengo, pero si el no lo tiene, no vale. Y es mejor no pagar que pagar, por lo tanto, no pagó.
Para mi era muy importante la cifra, pero más fue el haber sido timado por alguien a quien uno consideraba un amigo. Tal vez, tan sólo comercial...
Alguien que lo conoce y que tiene relaciones mercantiles con él, me dijo días pasados: “yo se que es un c… (léase un tramposo), pero yo no soy ningún idiota…”. – “Perdón, lo corté, UD me está diciendo idiota”. –“Nooo…, por favor”.
En realidad, el se sentía menos idiota que yo.
Otro también, casi aconsejándome me dijo: -“hay que trabajar siempre con los grandes, con las firmas serias”. –“Disculpe, lo corto, a UD ¿nunca nadie lo c…? (léase lo estafó)”.
“Me respondió, yo no soy ningún gil”. Entonces: –“UD me está tomando por gil, le reproché”. –“Nooo…, por favor”.
Y uno, de a poquito, se va sintiendo un verdadero, imbécil. ¿Por qué? Porque, generalmente siempre la ve venir y no puede creer que suceda lo que luego pasa, como si no conociera a la gente.
Los argentinos somos una sociedad de idiotas, porque nos consideramos así entre nosotros, ya que todos nos calificamos como unos formidables vivos a partir de hacer pasar por imbéciles a nuestros coterráneos. Y solamente allí basamos nuestra espléndida frescura.
Pero lo cierto es, que en nuestro cascoteado país, son vivos los que roban e imbéciles los que dan crédito.
También así se maneja la política, tomando por tarados a todos. Mintiendo a cada discurso. Dando índices falsos. Cambiando reglas sobre el mismo juego…
-“¡Che! ¡Diles cualquier cosa si son todos unos idiotas, sino no nos hubieran votado!”.
Y tiene razón. ¿A quién se le ocurre elegir a semejantes… para gobernar?
Escuché a dos personas que son la imagen del oficialismo decir, una por TV y la otra en un discurso electoralista, lo siguiente: el primero, “yo siento mucho odio por la oligarquía”, Luis D´elía sin darse cuenta, se está odiando a si mismo, porque hoy él es la oligarquía en la Argentina (una minoría en el gobierno por poder) y el segundo, Guillermo Moreno, en una actitud desafiante y patotera, intentando producir terror en la sociedad, dijo: “Ahora vamos por todos”.
El que la gente deje de ser por un momento idiota, en especial ante las urnas, ponen muy exaltados a aquellos que creyeron que siempre seríamos los mismos imbéciles, y que no cambiaríamos. Hay que ser muy estúpido e ignorante creer que la idiotez es eterna y que no varía.
El mismo Sr. Kirchner dijo en un discurso que perder nos haría volver a 1976. Es preocupante, pero lo es más, si consideramos también que se puede retornar, perdiendo o ganando, a 1973. Uno fue consecuencia del otro, porque si sembramos maíz, cosecharemos choclos y no bananas.
Pero hacerle creer a la gente que se puede volver a la década del ´70 es, en cierta forma, tomarla por idiotas, y tal vez por eso se resucita constantemente esa historia.
Ahora, ¿acaso Scioli lo es? Porque este berretín de las candidaturas testimoniales es una manera de tomar por imbéciles a los forzados postulantes y a los votantes. De ello se dio cuenta el paladín de los impuestos: Montoya, que en otras palabras dijo: yo gil no soy. Entonces ¿Scioli lo es?
Los números al oficialismo no le cierran de ninguna forma, entonces el capitán piensa en quedarse en el puerto y mandar a la tripulación a navegar hacia el abismo. Soldado que huye sirve para otra batalla dicen…siempre y cuando, la derrota, no sea tan significativa, con la que se considere, haber perdido la guerra.
Tanto uruguayos como brasileros, no conciben que los argentinos, nos tratemos siempre de boludos. Cada 5 palabras que decimos, y que nos decimos, una es boludo (disculpen este término que intenté evitarlo todo el artículo, pero, en realidad, debería reemplazar a idiota, imbécil y tarado, que ya no son utilizados desde hace 30 años).
¿Tendrá que ver con nuestras taras contemporáneas el considerarnos de esa manera?
¿Seremos o no seremos como nos vemos, o nos decimos?
Es hora que al menos aprendamos a disimular.
Esforcémonos en recuperar ciertos valores y parámetros para la vida. Y en el tiempo que se nos viene, recobrémoslos en función de nuestra estabilidad cívica.
Comencemos salvando que yo no soy el único vivo y los demás son todos idiotas.
Que los negocios se hacen siempre entre dos y no sólo para uno.
Que el Estado somos todos, no un grupito y menos un iluminado; es nuestra obligación hacer que así sea respetado.
Y si alguien lo toma a UD por imbécil, recuérdele las palabras de Antonio Porchia:
“Tu crees que me matas. Yo creo que te suicidas”.
Acomplejado busqué una respuesta a mi sensación: “no es que sea un idiota, sino que me hago, para ponerme a la altura de aquellos que se creen vivos, y que son en verdad unos idiotas”.
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Publicado por Antoine en domingo, abril 26, 2009
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