LOS DIOSES

Dioses
Hay una nueva casta de personajes sagrados en la Argentina. Los sumos oficiantes de este culto avasallador y hosco de los derechos humanos políticamente correctos. Son hombres y mujeres que se conciben a sí mismos como una suerte de instancia moral e inapelable que hablan y actúan como si fuesen dioses.
Por ejemplo, un delincuente mata a alguien y el impulso de condolerse gana nuestros corazones. Entonces la casta de comediantes sin toga sale en seguida al ruedo, decidiendo por todos nosotros si esa muerte debe o no indignarnos. Y si su pronunciamiento es negativo, ¡ay de quienes se indignen! En eso, precisamente, consiste el fundamentalismo: no en creer que hay cosas mejores y otras peores y que hay que favorecer a las primeras, sino en persuadirse de que hay una sola cosa buena y santa en el mundo y de que el resto del universo o esta puesto al servicio de ella o en su contra.
Así para los miembros de "derechos humanos S.R.L" no ha habido, luego de la represión militar de los años setenta, ninguna muerte que valiera la pena lamentar ni evitar.
De ahí que coincidan Hebe de Bonafini y los ministros de la Corte, Zaffaroni, Argibay y Fayt, en la misma crítica a quienes claman por más seguridad. Porque para ellos no hay una ola de asesinatos, violaciones y violencia generalizada que azota al país. Es, apenas, una sensación, dicen con aire de superioridad, inventada por la prensa y creída por la ciudadanía. En otro contexto su prédica machacona sería cómica. En el presente resulta peligrosa.
LNP