LA REPÚBLICA ROBADA
Ricardo Bengolea
A diferencia de aquella magnífica realidad documentada acerca de la historia reciente de nuestro país en la República Perdida, de Enrique Vanoli, el resultado de nuestra endémica decadencia nos muestra su rostro más cabal en nuestras prácticas cotidianas más burdas y en la trayectoria de la mayoría de nuestra clase política. “Asesino o ladrón lo queremos a Perón” podría sintetizar ese fanatismo por quién asestara uno de los golpes mortales a nuestra incipiente vida republicana. Que los lingotes de oro abarrotaran en un tiempo las grises bóvedas del Banco Central sólo preocupó y ocupó al Presidente Perón. Nosotros no perdimos a la República. Nos fue quitada con violencia. Nos fue robada con engaños populistas y con la consabida corrupción que contó con la complicidad de la mayoría del pueblo argentino, tanto por comisión como por omisión.
Se robaron la banda y el bastón presidencial que perteneció al Dr. Arturo Frondizi del Museo de la Casa Rosada. “Los argentinos son todos una manga de ladrones, del primero al último” exclamó sin tapujos el Presidente Batlle a un grupo de periodistas en épocas de Duhalde. La mayoría se rasgó las vestiduras. Los menos solo tomamos esas declaraciones como un exabrupto.
La mayoría del pueblo con su voto avaló el pillaje descontrolado de numerosas administraciones que por generaciones fueron esquilmando al país. Pisotearon la República hasta el hartazgo y luego le robaron su dignidad.
No solo defino corrupción como la actividad que desde la función pública se multiplica geométricamente en estos parajes olvidados del mundo civilizado. La incapacidad en el manejo de la cosa pública, el desprecio por la buena gestión administrativa y por cierto el conocerse incapaz para tamaña responsabilidad aceptando a pesar de ello el cargo trae aparejado el virus de la corrupción generando un daño irreparable a la República.
Tan corrupto es quién abusa de la cosa pública como quién sea incapaz de administrarla debidamente.
La ética y la moral son una rara avis en la vida argentina, sea en lo político, en lo económico y en lo social. Gobernadores que con desparpajo presentan a la sociedad sus obras futuristas, sus autopistas urbanas y el wi fi en toda la Provincia y a nadie le preocupa que van ya por su tercera o cuarta reelección y sabe Dios de dónde provienen los fondos que alimentan sus presupuestos. “Por lo menos hace”. Esa no es la consigna. Debe administrar su Provincia correctamente sin corrupción. Esa es su obligación republicana.
Durante la crisis del campo escuchábamos sorprendidos los justos reclamos de cientos de intendentes del interior del país. La mayoría había apoyado con su voto y su ficha de afiliación a Don Néstor y su pandilla. Mientras el Estado les giraba los fondos fruto de las retenciones al campo desde el 2002 en adelante, gracias a Duhalde, para pagar salarios de sus funcionarios y empleados nunca hubo reclamo alguno. Eran sus más acérrimos defensores mostrando una gran mentira: que con el Gobierno de Néstor se articulaba el despegue de la industria metalmecánica a sabiendas que todo era generado por el esfuerzo y el sacrificio del hombre de campo. Como dije en el artículo anterior, Argentina crecía a pesar de Kirchner. Los intendentes lo sabían pero preferían mirar hacia otro costado.
Hoy ponen el grito en el cielo ¿Alguno redujo su planta de empleados municipales? ¿Alguno ahorró alguna moneda durante la época de las “vacas gordas” para contrarrestar algún peligro futuro? Ninguno. Muchos engrosaron sus bolsillos y el resto se ocupó de aumentar su clientela política. No toda la culpa es de Kirchner. Lo mismo sucedió con la mayoría de los Gobernadores. ¿Felipe Solá administró la Provincia de Buenos Aires? Al escuchar su discurso electoral sorprende como se “despegó” de los U$ 8.000 millones de deuda que transfirió a la Administración de Daniel Scioli. ¿Qué hará el actual Gobernador? ¡Incrementarla desde ya! La única seguridad que padecemos es que el próximo será peor.
Recuerdo las posiciones intransigentes del “Peludo” Hipólito Irigoyen, el Presidente radical. Ante el fraude gestado en cada elección por los conservadores, ¡intransigencia radical! Como una respuesta a la inexistencia de reglas claras para la competencia electoral ¿Si estamos todos tan seguros que los Kirchner van por el “fraude patriótico” no sería fantástico que todos los partidos de la oposición se pusieran de acuerdo en no participar de las elecciones del 28 de junio? Ante el fraude, intransigencia. El fraude no solo surge de las últimas elecciones de octubre sino que cuestiones fuera de toda lógica y ética política como las candidaturas testimoniales de 13 intendentes del conurbano liderados por nuestro gobernador también significa fraude. En Kirchnerlandia todo es posible.
Fraude es engañar, mentir, falsear. Nos vuelven a robar la República los necios e inescrupulosos ante la complaciente corporación política que cunde por sujetarse con cuerpo y alma a sus candidaturas.
El reciente asesinato en Valentín Alsina se suma al triste número de víctimas de la inseguridad. Después hay que escuchar a algún irresponsable afirmar acerca de las bondades de nuestra calidad de vida o a políticos y algún Ministro de la Corte sostener que es sola una “sensación de inseguridad”. ¿Hace cuántos años nuestra sociedad reclama una solución para la ridícula inimputabilidad de los menores de edad por la comisión de delitos penales? ¿Hace cuántos años que nos seguimos movilizando por cada hecho grave de violencia? Mucho pidieron “Que se fueran todos” en plena crisis financiera del 2001. Pareciera que lo único importante para nosotros es la crisis que atenta contra nuestro bolsillo ¿Y nuestras vidas? Padecemos la violencia sin respuesta por parte de nuestros representantes.
El juez le echa la culpa al legislador por no haber tipificado el hecho delictivo ni la pena correspondiente y el legislador culpa a la presión que sufre por parte del poder central y el poder de turno se excusa porque el juez no garantiza con su sentencia la paz social. ¡Estamos en el horno, con papas!
El pueblo es soberano sin embargo padece esa brutalidad. Vota y elige sin embargo aquellos elegidos están en otra frecuencia. Aman el proceso de elecciones porque pareciera ser que todo se descontrola. Todo se permite.
También el ser incapaz o corrupto. A río revuelto ganancia de la mayoría de los argentinos. Por eso estamos como estamos.
Si consideramos a la corrupción como la madre de nuestras falencias comprenderemos de una buena vez donde apuntar nuestras exigencias. La incapacidad también es una forma de corrupción.
Al ver en repetidas oportunidades a los Ministros de la Corte, Dr. Eugenio Zaffaroni y a la Dra. Carmen Argibay Molina dando sus autorizadas opiniones sobre diferentes temas que hacen a la realidad de nuestro país soy de los creen que las sentencias son la voz de los jueces de la República. Tanta exposición mediática logra degradar de alguna manera sus prístinas investiduras. Hay que ser juez y comportarse como tal.
Leía en La Nación que las exportaciones de harina de trigo a Brasil habían caído un 25%. El consumo del país hermano es de unas 10 millones de toneladas por año.
“La Argentina produjo, según La Nación, en 2008, 8,5 millones de toneladas de trigo, casi la mitad que en 2007. Atento a ello, Brasil ya adquirió 900.000 toneladas de trigo a USA hace dos campañas y ahora proyecta hacerlo por 800.000 toneladas.
De Canadá va a traer otras 600.000 toneladas y de Rusia adquiriría otras 100.000 toneladas más.
A diferencia del trigo ruso, el cereal canadiense y el norteamericano se encuentran entre los más caros del mundo, y los brasileños pagan entre 20 y 30% más por esa mercadería” Esa es la realidad que la Mesa de enlace y el mellizo Alfredo De Angelis vienen pregonando desde el ridículo conflicto generado por los Kirchner contra el campo argentino. Se va a reducir el área de siembra del trigo y en algún momento vamos a tener que importarlo para poder comer pan blanco. ¿Se dieron cuenta que la vorágine electoral deglutió nuestro destino como país productor de granos, carne y leche sin chistar? ¿Qué tanto se diluyó el esfuerzo de tantos productores y ciudadanos del interior del país ante lo patético que significa avalar con nuestro silencio tan efímera esperanza? Nos vuelven a robar la República con más circo.
Jamás seremos un pueblo soberano mientras no luchemos por nuestra independencia como ciudadanos. Vendrá de la mano de más libertad, de más ética.
Luego del programa “Después de todo” del día de ayer de Jorge Lanata donde mostró las propiedades de los Kirchner en El Calafate y las inversiones de su pandilla
¿Los fiscales de la Nación siguen con vida o se esconden bajo la segura cobertura que el Consejo de la Magistratura les ofrece? Cuando un periodista denuncia públicamente esas propiedades en manos de nada más ni nada menos que de la Presidente Fernández y su marido, Presidente en ejercicio ¿No es lógico que un Fiscal federal investigue?
La República robada es una desgracia para todos y un grave signo de desesperanza que desestabiliza a las instituciones, degrada a los ciudadanos, destruye sin alicientes los pilares de la producción y nos adormece en la noche más profunda de nuestra historia como país.
La República se reestablece con más República. La pregunta del millón es y será siempre cuestionarnos nuestro compromiso con la democracia y con valores sublimes como la ética y la vida republicana.
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