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viernes, 20 de mayo de 2011

CANDIDATOS


SE REVIRTIÓ LA TENDENCIA: YA HAY MÁS PRESIDENCIABLES QUE EN EL 2007

Las alianzas opositoras, al filo de la crisis

Por el Dr. Carlos Tórtora

Las dos principales alianzas opositoras que están en gestación ingresaron estos días en una zona de turbulencias. Mauricio Macri instruyó la semana pasada a las conducciones del PRO en todas las provincias para que actuaran con libertad de acción, negociando alianzas según las conveniencias locales. Esta decisión cayó como un balde de agua fría en el bunker de Eduardo Duhalde, donde se esperaba un gesto del jefe de gobierno para integrar listas comunes con el duhaldismo en todo el país. Simultáneamente, y receptando las presiones de Hermes Binner y Margarita Stolbizer, Ricardo Alfonsín optó por bajar de categoría sus negociaciones con Francisco De Narváez, calificándolas de acuerdo provincial. En ambos casos hay un mismo síntoma: Alfonsín quiere presentar públicamente su acuerdo con el empresario como una simple adhesión de boletas y Macri no parece dispuesto a oficializar su relación con Duhalde. La diferencia es que el candidato radical está firmemente interesado en contar con los votos del peronismo bonaerense, en tanto que Macri parece estar resignado a perder el protagonismo nacional para no correr riesgos en la Capital. Su obsesión es conseguir la reelección y teme que una aventura electoral nacional con el duhaldismo le ahuyente al sector de sus votantes porteños más reacio al peronismo. Si en los próximos días se afianza esta tendencia, ¿qué hará Macri en la primaria del 14 de agosto? Duhalde le aconsejaría una primaria con dos fórmulas: una encabezada por él y otra por un macrista, Gabriela Michetti, por ejemplo. Pero para ello el PRO debería antes firmar una alianza con el partido de Duhalde, Unión Popular, lo que parece improbable.

Si esto sigue así, en las próximas tres semanas, la alianza entre el PRO y el duhaldismo podría quedar reducida a algunas provincias como Santa Fe, Córdoba y, tal vez, Buenos Aires.

En el caso de Alfonsín-De Narváez, los embates vienen de afuera. Stolbizer despliega en todas las reuniones encuestas que señalarían que el acuerdo entre aquellos no le suma tantos votos a la UCR como era de esperarse. Esta postura apunta en última instancia a abortar la entente radical-peronista antes de que se formalice. Un punto crítico es la lista de diputados nacionales por Buenos Aires, en la cual el empresario pretende no menos de seis bancas, que el alfonsinismo en principio no está dispuesto a ceder, al mismo tiempo que reclama la mayor parte de las candidaturas provinciales. Pero De Narváez y Alfonsín se necesitan y sus intrincadas negociaciones están condenadas a llegar a un acuerdo.

Otro factor de riesgo

En este panorama incierto, hay otro factor que empieza a gravitar. La tan comentada reducción del número de candidaturas presidenciales de hecho se está revirtiendo. Hoy por hoy se anuncian más candidatos competitivos que los que había en el 2007. Entonces compitieron cuatro: CFK, Elisa Carrió, Roberto Lavagna y Alberto Rodríguez Saá, y ahora hay cinco: CFK, Alfonsín, Duhalde, Carrió y Rodríguez Saá. Un número lo suficientemente grande como para que la dispersión de votos le facilite el triunfo en primera vuelta a la presidente. Y también para evitar que Alfonsín y Duhalde puedan polarizar el electorado opositor. Si esto efectivamente continúa así. Teniendo que compartir los votos de su espacio respectivamente con Carrió y Rodríguez Saá, Alfonsín y Duhalde se enfrentan a un riesgo mayor que la derrota y es el de terminar en octubre debilitados para seguir en carrera como jefes de la oposición.

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