GOBIERNO DE FACTO
La Nueva Provincia - 12-Mar-10 - Opinión
http://www.lanueva.com/edicion_impresa/nota/12/03/2010/a3c116.html
OTRAS VOCES
El 18 brumario de Cristina K
por Daniel Zolezzi
Abogado y analista político
I. En pocos días, la presidenta ha dicho al Poder Judicial que no va a acatar sus fallos y al Congreso que va a desobedecer sus leyes. Más que un simple "conflicto de poderes", esto es (lisa y llanamente) un obrar defacto del Ejecutivo.
II. Dice el artículo 36 del texto constitucional, según la reforma de 1994: "Esta Constitución mantendrá su imperio aun cuando se interrumpiere su observancia por actos de fuerza contra el orden institucional y el sistema democrático. Esos actos serán insalvablemente nulos".
III. Sería ingenuo creer que esa cláusula (traída de la constitución mexicana) nos pone a salvo de toda manifestación de fuerza, venga ella desde fuera o desde el centro del poder. Sólo medimos, en uno y otro caso, la magnitud del atropello.
IV. Porque, en lo que hoy interesa, acto de fuerza no es sólo sinónimo de cuartelazo. También es acto de fuerza el que comete un poder cuando invade la esfera reservada a los otros.
V.- El artículo 29 de la Constitución fulmina con las penas más severas a los legisladores, en caso de que otorguen al Ejecutivo facultades extraordinarias. La falta de igual pena para este último (de asumirlas motu proprio ) seguramente se debe a que pareció imposible que "el jefe supremo de la Nación" (art. 99) pudiera incurrir en semejante exceso.
VI. La historia enseña que los actos de fuerza no siempre vienen "desde fuera" de los gobiernos. El 18 brumario (que lanzó a Napoleón al consulado) se tramó dentro del directorio. Cuando su sobrino Luis, medio siglo después, se proclamó emperador, era presidente de Francia, legítimamente electo.
VII. A ese repetirse de la historia, Marx lo sazonó diciendo que lo que la primera vez se presenta como drama, la segunda toma forma de farsa. Acertada frase que ningún columnista (tampoco este) evita recordar. Con una salvedad: hoy, en la Argentina, el uno y la otra se representan en simultáneo. El país sufre el drama: las instituciones se están transformando en una farsa.
VIII. Hubo un rey que dijo: "El Estado soy yo". A esta altura de la historia, la fórmula no puede repetirse. Ni siquiera a dúo: "El Estado somos nosotros".
IX. Los K están cada vez más solos. Y, como pintan las cosas (blanco o negro), el drenaje de sus partidarios se está acelerando. Quedan pocos a bordo de su "Titanic". La lealtad política (material maleable) se detiene ante las actitudes suicidas. Para retener apoyos, agitan el fantasma de un cuartelazo; pero este tiene tan poco de real como los demás fantasmas.
X. Es posible que la presidenta aspire a teñir de soledad y heroísmo un alejamiento voluntario. Tal vez, sus pérdidas de apoyo lleguen al límite (ya no impensable) de que el Congreso reúna las mayorías que requiere el juicio político: dos tercios de los miembros presentes en cada cámara. Hay una sola cosa segura: ya no hay lugar para golpes de Estado. Ni civiles ni militares. Ni desde afuera ni desde dentro del poder.
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