ATACAN AL CONGRESO Y A LA CORTE

EL GOBIERNO ATACA SIMULTÁNEAMENTE AL CONGRESO Y LA CORTE

Los Kirchner: ¿Pueden ganar una guerra en dos frentes?


Por Carlos Tórtora

A horas de la derrota sufrida en las dos cámaras del Congreso el gobierno aplicó su lógica y arremetió con sus falanges contra la Corte Suprema, presionándola para que se pronuncie a favor de la ley de medios audiovisuales. Hasta ahora, los ministros de la Corte -excepción hecha de Carlos Fayt- vienen soportando con estoicismo los sucesivos ataques. La confrontación del Ejecutivo con los otros dos poderes se instaló a partir de que la oposición fue mayoría en diciembre pasado. Pero la novedad es que por primera vez, el enfrentamiento es simultáneo con el Congreso y la Corte Suprema. El oficialismo considera inválida la votación que en Diputados rechazó el DNU 298 e inconstitucional la reforma de la ley de impuesto al cheque aprobada por el Senado.

Esta amplificación del conflicto se da junto con otro fenómeno, el lento pero firme resquebrajamiento de uno de los núcleos duros del poder kirchnerista: los gobiernos provinciales. En Formosa ya se instaló el debate entre los insfranistas y los defensores de la disidente senadora Adriana Bortolozzi, esposa del vicegobernador Floro Bogado. Y en Misiones las críticas a su bloque del senador Luis Viana abren fisuras. En Olivos ya hay una larga lista de senadores “poco confiables”, o sea, candidatos a plantarse en cualquier momento. Este debilitamiento del ala política puede hacer que los Kirchner sean cada vez más moyanodependientes, porque el camionero se niega a instalar la deliberación en la cúpula de la CGT.

Un riesgo de manual

La agresión simultánea de los Kirchner contra la Corte y el Congreso invita a una comparación con las estrategias de guerra, aunque la política no sea exactamente lo mismo. Combatir en dos frentes simultáneamente fue el hecho determinante de la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, quedó el cliché de que hay que evitar como sea abrir dos frentes de lucha, porque las posibilidades de vencer disminuyen entonces significativamente. Los Kirchner razonan a la inversa, porque parten de la premisa de que una negociación con la Corte o con el Congreso significaría ceder poder y debilitarse rápidamente. La guerra en dos frentes, en cambio, los lleva a pensar que así mantendrán a sus enemigos a la defensiva y con temor de atacar a un gobierno que no da respiro. En el caso de la Corte, si fallara a favor de la aplicación de la Ley de Medios a esta altura de los acontecimientos pasaría a la historia como la Corte kirchnerista. Si por el contrario favorece a Clarín, será acusada de querer dar un golpe institucional. No parece haber mucho término medio y, si lo hubiera, el mismo gobierno lo haría impracticable. En el Congreso las cosas cambiaron, porque el principal problema ya no son los opositores sino los disidentes. Cada legislador que rompe la rígida disciplina del Frente para la Victoria es una invitación para que otros lo sigan. En la medida en que los votos estén cada vez más de la vereda de enfrente al gobierno, esta tendencia se profundizará. Mientras tanto, aun en contra de la teoría y de la historia, los Kirchner están decididos a combatir en dos frentes.