SOMOS BOLIVIA
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EDITORIAL
Lazos con un mundo ignoto
No es fácil hablar de Bolivia, un mundo desconocido para la mayoría de la gente. Un territorio complejo, no sólo geográfica sino étnicamente, con un atraso endémico a lo que hay que sumarle la problemática de su mediterraneidad.
Se supone a Evo Morales un líder indiscutido pero eso es para las noticias que se generan en ciertas usinas y no la realidad interna del país. Sin ir más lejos, en los comicios celebrados dos semanas atrás, el cuatro de Abril par ser exactos, tuvo menos votos que en las últimas elecciones presidenciales. Pero, paradójicamente, su partido tiene más espacio territorial.
Pasado el escrutinio y la gimnasia de no mostrarse vencidos nunca, quienes dirigen el "Movimiento al socialismo" vieron en los resultados una advertencia más que un triunfo.
De todas maneras la consigna fue que "Un resultado matemático no es aplicable en política". Pero un millón de votos menos no es poco sobre un total de 2,9 millones. Para el MAS la figura de Evo morales no estaba en juego, por lo tanto no se puede medir nada.
Aún con semejante pérdida el Gobierno logró en estos comicios el triunfo en 238 de las 337 alcaldías y tiene el gobierno de seis regiones. Pero las cosas no son fáciles para el presidente.
Suponer que por tener raíces indígenas Evo Morales dispone de la voluntad de las distintas etnias del territorio boliviano, es un grueso error. Para muchos Evo es sólo un "aymara" en un país en que los aymaras son sólo una de las treinta y cinco etnias que lo integran aparte de los descendientes de europeos. Y como en todas partes hay viejas aversiones entre algunas de ellas como entre la del presidente Morales y los qollas.
La "profundización del modelo" es una frase oficialmente repetida - la dependencia de Evo Morales con Hugo Chávez trasciende la política y hasta llega a ser semántica, casi como sucede con nosotros.
Según distintos politólogos y analistas bolivianos puede suceder que como ahora Evo está debilitado por la pérdida de un millón de votos, vaya a profundizar su modelo hegemónico. Una nueva polémica se plantea porque el Presidente ha dicho que no trabajará con prefectos de la oposición por considerar que son "separatistas". Morales, al igual que Kirchner en la Argentina, apuesta a la división. Su oposición, como la nuestra, resquebrajada y sin liderazgo poco puede enfrentarlo.
En cierto modo los bolivianos están más adelantados que nosotros al estar pensando en las elecciones presidenciales de 2015. Para el oficialismo Morales está consolidado y suponen que va a mantenerse en el gobierno por muchos años, ya que sea convertido en un hombre muy poderoso y suponen que en la oposición no hay líderes ni proyectos concretos. Los opositores, por su parte, temen que bajo la excusa de que se cometiera fraude, Morales tome el control de las Cortes Electorales Departamentales y así, por fraude propio, no va a perder ni en 2015, 2020 ni 2025.
La realidad boliviana, tan distinta a la del subcontinente en general, tiene ahora inesperados lazos de unión con otros países a los que nunca se sintió unida; y con los que curiosamente comparte ciertas realidades como la pauperización del interior y la confluencia de los capitales sobre las metrópolis en detrimento de los ciudadanos más alejados de estas.
La realidad boliviana es cada día más parecida a la nuestra o, lo que es peor, nuestra realidad es cada día más parecida a la de Bolivia.
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