LA INCOHERENTE

Castellanos - 23-Abr-10 - Opinión

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ENFOQUE
La marcha destituyente

por Ricardo Medrano
ricardo.g.medrano@hotmail.com

Hay una actitud muy común en el género humano, que se repite con demasiada frecuencia, que generalmente se denomina incoherencia, que es la falta de relación lógica entre dos supuestos, por lo general se trata de las diferencias existentes entre los dichos y los actos de una persona.

La mayoría de las personas incurren en este error mucho más de lo que están dispuestas a admitir, probablemente porque no se enfrentan diariamente con sus palabras hechas titulares, es por eso que aquellas personas que han decidido poner sus manos en la rueda de la historia, están obligadas a mantener una coherencia que a nadie más se le exige.

El ejecutivo nacional y en particular la Presidente, han hecho del victimismo un modo de gobierno, no hay micrófono al que no vociferen lo firme que están a pesar del fascismo reinante, de los gorilas agazapados y de las actitudes destituyente en las que según ellos la oposición incurre de forma sistemática.

Por alguna extraña razón, Cristina representa, en su mundo de fantasía, a la misma democracia, olvidando en el camino que se niega a dar conferencias de prensa, que su gobierno niega de forma constante el acceso a la información pública y denigra y ataca a sus contrincantes políticos, sin entender que sin oposición no hay diversidad y por ende, tampoco una democracia como tal.

La última incoherencia mayúscula en la que ha incurrido el Gobierno y sus patas políticas, es en la marcha que se realizará el 29 de abril bajo el lema "Traidor, Cristina no puede echarlo. Nosotros sí. El 29 de Abril marchamos".

El mismo gobierno que padeció varias marchas en reclamo de políticas de Estado justas y racionales a las que acusó de destituyentes, son ahora los patrocinadores de una marcha que no pide cambio de políticas, ni la revisión de actitudes, se limita pura y exclusivamente a pedir, sin miramientos, la renuncia del vicepresidente de la Nación.

Lo que la Presidente olvida, entre muchas otras cosas, es que los mismos votos que le permitieron acceder al sillón de Rivadavia, son los mismos votos que sentaron a Julio Cobos en la presidencia del Senado. Deslegitimar su envestidura deslegitima la suya.

Dentro de esta especie de caza de brujas que el ejecutivo ha emprendido contra la oposición, carece de la perspectiva que le permitiría obviar los errores en los que constantemente incurre.

Sería no solo interesante, sino mas bien importante, que la Presidente se someta a una seria sesión de auto crítica, que comprenda que la incoherencia constante sólo daña a su figura y que de tanto buscar fascistas se está convirtiendo en una.