ZANAHORIA SOLITARIA
UNA VEZ MÁS, LA LUCHA POR LA GOBERNACIÓN DE BUENOS AIRES DEFINE EL TABLERO NACIONAL
De Narváez dispuesto a jugar solo y vaciar el PJ disidente
Por Alexis Di Capo
Antes de partir hacia España, Francisco de Narváez puso en marcha una compleja operación para asegurarse la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Luego de conversar por separado con Eduardo Duhalde y Felipe Solá, habría empezado a mover las piezas para rediseñar el mapa político. El primer paso sería que Solá acepte que Graciela Camaño lo reemplace en la presidencia del bloque de diputados, a cambio de lo cual De Narváez apoyaría la candidatura de aquél a Presidente de la Nación. En este intercambio, la esposa de Barrionuevo abandonaría su incipiente precandidatura a gobernadora, que le resta votos al vencedor de Kirchner. Claro está que Duhalde también renunciaría a su candidatura presidencial. ¿Su ganancia? Que Chiche Duhalde sea reelecta senadora y una importante participación en las listas para legisladores nacionales y provinciales. Esta alquimia -en la práctica muy difícil motorizar- sería para De Narváez el plan A. O sea, la forma de armar un rompecabezas que le permita concentrar los votos del peronismo anti-K.
Plan B
Salta a la vista que el plan A tiene demasiadas variables y pocas posibilidades de llegar a buen puerto. Pero en el bunker de Las Cañitas existe el Plan B, mucho más simple. Se trataría de mantener la candidatura a gobernador, pero sin apoyar a ninguna fórmula presidencial. De ese modo, De Narváez podría captar votos de sectores kirchneristas disidentes -tal vez también del sciolismo- y hasta extenderse a los votantes radicales, por ejemplo, llevando como Vicegobernadora a Margarita Stolbizer. Claro está que en este caso el Peronismo Federal y el duhaldismo serían los principales perjudicados, porque cualquier armado nacional se debilitaría si en Buenos Aires el candidato a gobernador llega a jugar fuera del esquema de aquéllos. De algún modo, esta situación podría facilitarle las cosas a Néstor Kirchner. Con De Narváez independiente, ningún candidato presidencial del PJ disidente tendría fuerza suficiente como para ganar una interna abierta del PJ.
Pero el mayor beneficiado podría ser Julio Cobos, si es finalmente el candidato radical, porque terminaría compitiendo con un kirchnerismo agónico y un peronismo disidente vaciado por De Narváez.
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