CADENA NACIONAL
Por Roberto Blanco
Nueva pandemia: la cadena nacional
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08/11/09
A veces ciertas acciones del gobierno nacional a nivel comunicación recuerdan imágenes del Canal Volver, allí donde todo lo retro está de moda, aunque no lo parezca.
Hay una nueva pandemia que invade esta vez a la televisión y la radio, como durante 2009 el dengue atacó toda la Argentina y la Gripe A mató y enfermó a miles de ciudadanos.
Desde la llegada al gobierno de Cristina Kirchner, y con la fuerza de la furia mediática y de la polémica irracional de los días del conflicto del campo en 2008, el uso y abuso de la cadena nacional se puso de moda.
En vez de avanzar a nivel comunicacional, se hacen acciones cotidianas de retroceso, y ese logro de información y libertad de opinión obtenido en las últimas dos décadas se tira absolutamente por la borda.
Desde el auge de las señales de cables –inicios de los 90- y la aparición de los canales exclusivamente de noticias (Crónica en 1993, TN en 1994, Canal 26 en 1996, América Noticias en varias versiones en los 90 y en 2005, y C5N en 2007, la información de los actos oficiales pasó siempre por esos medios, sin censura.
De esta manera se maduró en la concepción de que los actos de gobierno llegasen al pueblo y que además de difundirse obligadamente a través de los medios oficiales (Canal 7 y radio Nacional), se conocieran siempre por estas señales de noticias, que además tienen móviles propios en Casa de Gobierno.
Ni siquiera ese estilo de “hablar desde el púlpito” en reiterados y casi diarios actos de gobierno que tuvo el ex presidente Néstor Kirchner, y evitar así informar a través del periodismo, rompió un molde de madurez informativa que había alcanzado la ciudadanía argentina.
Sin embargo, en este 2009 tan particular, el estilo “cadena nacional por todo y para todos” se volvió a poner de moda como en los 70 durante los gobiernos populares, durante la Dictadura militar y, en lo 80, durante la administración de Raúl Alfonsín, cuando no había más que cinco canales de aire y el cable era algo aun no desarrollado.
En ese escenario, también se perdió el equilibrio de lo que se quiere informar y así todo acto de gobierno, en muchos casos anuncios de “pura cáscara política” que sólo sirven para encendidos discursos, son contenidos de la nueva era de la pandemia de la “Cadena nacional”.
El gobierno de Cristina la usó para hacer análisis de la derrota electoral, presentar la leyes de medios y reforma política, el fútbol para todos, los planes sociales, la reapertura del canje de deuda, luego la puesta en marcha de la ley de medios a puro teatro en La Plata, inauguraciones de casas y algunos más en menos de cinco meses.
Durante el gobierno de su marido, la 'cadena', más allá de las clásicas jornadas de asunción de autoridades o inicio de sesiones legislativas, se usó en contadas oportunidades y con cierto peso que justificaba las emisiones.
Así, Kirchner habló a cuatro días de asumir para pedir una renovación en la Corte Suprema de Justicia, con la muerte de Papa Juan Pablo II y los oscuros días del secuestro del militante Luis Gérez de Escobar, donde la firme voz de Kirchner se interpuso ante esa “desaparición” confusa que nunca fue suficientemente explicada.
En la última aparición de la cadena nacional, en un acto social de la presidenta en horario pico de audiencia de la segunda tarde (18:45), tuvo el mayor rating en Canal 13 y Telefé con 7,1 y 7,4, respectivamente, con 3,6 en Canal 9, 3,3 en América y 1,7 en la fría pantalla de la señal oficial.
Al comenzar la cadena, en todos las señales menos la oficial, la audiencia bajó un 20 por ciento y 15 minutos después, al finalizar, los canales privados recuperaron lo perdido y sumaron un promedio de 15 por ciento de rating.
Si bien hay una gran cantidad de abonados al cable que por suerte cuentan con la libertad de optar por el zapping, muchos argentinos, los más pobres, no gozan de esa posibilidad y viven en una Argentina informativa condicionada a “escuchar o apagar” la TV.
Mientras la información real viaja por el aire en décimas de segundos por Internet, en la televisión la moda retro con fuerte carga política y escaso sentido común, se manifiesta de la manera más antigua: acotándola a una cadena nacional.
A meses de comenzar a recorrer el Bicentenario, más que nunca el pueblo “quiere saber de que se trata”, pero en 2010, con la chance libre de elegir dónde, cómo y cuándo quiere enterarse de la noticia.
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