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martes, 1 de septiembre de 2009

GASTO PÚBLICO


http://www.julianobiglio.com.ar/videos/index.php

Gasto Público Circense
El reciente anuncio de la estatización de los derechos de transmisión de fútbol en la Argentina es una nueva afrenta a la sociedad argentina. Con la cantidad de problemas que requieren la atención y recursos del Estado, éste acaba de comprometerse a desembolsar un mínimo de $600 millones al año para financiar la transmisión “pública” del fútbol nacional. Para tener un parámetro, algunos analistas han señalado que con esos mismos fondos se podría brindar alimentos a los hogares indigentes del país durante tres meses, situación que involucra a más de 3.400.000 de argentinos, o construir 60 escuelas totalmente equipadas. Esto no es nuevo, los romanos lo llamaban panem et circenses o pan y circo, aunque en nuestro caso, solo nos queda el circo.

El gasto público consolidado en la Argentina ha llegado a los $120.000 millones de dólares, cuando al inicio de la actual gestión matrimonial estaba en los $30.000 millones de dólares. Es decir, se cuadruplicó en 6 años. Recordemos que la convertibilidad no resistió un gasto público de $96.000 millones de dólares, en los que estaba en 1999, 2000 y 2001. El problema es que el gasto público a lo largo de la historia reciente solo es controlado cuando se frena a través de una hecatombe. Tal vez para no llegar a eso, deberíamos empezar por analizar las distorsiones en las que incurre el Estado a través de su estructura de subsidios, estructura cada vez más difícil de reducir sin los tarifazos que hemos visto últimamente en los servicios públicos.

Según un reciente estudio, entre 2003 y 2008, el estado nacional otorgó subsidios al sector privado por 41,800 millones de dólares y exenciones impositivas por 26.800, totalizando 68.600 millones de dólares. Para tener un parámetro, durante el mismo período, el gobierno nacional invirtió 64,800 millones en total para educación, cultura, ciencia y técnica, salud, agua potable y saneamiento, vivienda y desarrollo urbano, y en las transferencias directas a personas realizadas bajo los programas de promoción y asistencia social (el plan jefas y jefes de hogar, entre otros), el seguro de desempleo y los salarios familiares.

Hay algo profundamente vergonzoso en estas cifras. Lo que queda claro es que a pesar del discurso oficialista, en Argentina no hay grupo económico más concentrado o poderoso que el Estado mismo. El mensaje de fondo de esta fabulosa intervención estatal es oído de cerca por inversores locales y externos. Cuando el gobierno es el que determina cómo asignar recursos, la administración ineficiente no se castiga con pérdidas y eventuales quiebras. En vez de concentrarse en obtener ganancias brindando algo útil para otros, la clase empresaria se dedica a cultivar contactos políticos que les garanticen contratos, subsidios o empleos, es decir beneficios. Este ha sido el modus operandi desde la época de la colonia, y es triste que sigamos atrapados, fomentando el mismo sistema. Cuando no se logran obtener esos beneficios porque el estado ya no tiene disponible los recursos necesarios para mantenerlos, la situación se complica rápidamente. No es sorpresa por lo tanto, que desde que comenzó la crisis de los mercados internacionales, se acentuó la crisis interna. Más aún, unos 42,000 millones de dólares en ahorros escaparon al exterior o fueron escondidos en cajas de seguridad o bajo el colchón en el último año y medio. Lo que esto revela, es la total falta de confianza por parte de los propios argentinos hacia el mercado local de inversiones y en última instancia, hacia los líderes políticos encargados de generar esa confianza a través de políticas racionales.

Así estamos. Aerolíneas Argentinas genera una pérdida de 10 millones de pesos por día, aplicamos tarifazos a la tecnología como si siguiéramos en el siglo XIX y continuamos subsidiando industrias ineficientes a expensas de los consumidores, que como siempre, terminan pagando la cuenta. Seamos optimistas, al menos tendremos fútbol “gratis”. Sólo que no será gratis porque entre todos terminaremos pagando $600 millones de pesos más que antes. Argentina parece dar cada día un paso más por el sendero equivocado de la historia. La situación es grave. Cómo desandar el camino errado y evitar la trampa populista de cara al futuro, ésa es la cuestión a la que la oposición y la sociedad en su conjunto deben abocarse.

Por Jan Larsson. Agosto 2009

1 comentario:

wjdenardi@gmial.com dijo...

disculpame, la verdad que no soy muy adepto a publicar mis opiniones sobre temas publicados...
pero lei en el final algo asi:
Cómo desandar el camino errado y evitar la trampa populista de cara al futuro, ésa es la cuestión a la que la oposición y la sociedad en su conjunto deben abocarse.
bien y en el titulo de el site en el cual lo publicaste dice:
La gente INTELIGENTE habla de IDEAS
cual es tu idea para mejorar, hablo de a que persona o partido vos crees que tendriamos que escuchar para poder encaminarnos en las proximas elecciones.
desde ya un grato saludo.
Gaston De Nardi

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