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domingo, 16 de mayo de 2010

IDEAS DEL TUERTO


Kirchner quiere ser el jefe de la oposición para condicionar un futuro gobierno de la UCR



El gobierno estaría dispuesto a desatar una crisis en cualquier provincia que pretenda desengancharse de la fecha de las elecciones nacionales.
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Por Carlos Tórtora

El gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, días atrás, intentó tímidamente preparar el terreno para convocar el año próximo a elecciones provinciales en una fecha anterior a las presidenciales. El ahora antikirchnerista Mario Das Neves había abierto el camino del despegue al anunciar dos semanas atrás que Chubut elegirá gobernador y legisladores nacionales el próximo 20 de marzo. El amague de Urribarri tuvo una rápida respuesta emitida desde Olivos: Cualquier gobernador del oficialismo que se proponga restarle apoyo a los Kirchner separando las elecciones locales de las nacionales sería tachado de traidor y sufriría inmediatamente una serie de represalias económicas, políticas y hasta judiciales. Esta amenaza no es novedad. Sí lo es la alternativa que se plantean ahora los Kirchner para el caso de que algunos de los 14 gobernadores leales quieran dejar de serlo. En una situación así, el kirchnerismo le aguaría la fiesta a cada gobernador que haga rancho aparte, presentando en esa provincia una candidatura ortodoxa bendecida por Kirchner en persona. De ese modo, los disidentes verían frustrados sus propósitos de ser reelectos, porque los votos que les arrebate el kirchnerismo ortodoxo serían suficientes para hacerle perder la elección a manos del candidato de la UCR o de cualquier otro.

¿Para qué quemar las naves?

Con encuestas más que modestas en lo que hace al apoyo a su candidatura, Kirchner continúa obsesionado con obligar a todos los gobernadores oficialistas a que apuesten al todo o nada uniendo sus fechas de elecciones a las nacionales. Esta fijación no sería, sin embargo, irracional. El ex presidente habría hecho sus números y llegado a la conclusión de que su máxima posibilidad -y nada fácil- es salir segundo y entrar así al ballotage, superando a la fórmula que presente el Peronismo Federal y compitiendo en segunda vuelta con Julio Cobos o Ricardo Alfonsín, al parecer los dos únicos candidatos posibles de la UCR. Con respecto a la segunda vuelta, no hay encuestador que discrepe: cualquiera que compita con Kirchner tiene asegurada la Presidencia de la Nación.

El verdadero objetivo del gobierno es, entonces, aunque retóricamente diga otra cosa, salir segundo y que el Secretario General de la UNASUR se convierta en el jefe de la oposición. La idea es conseguir el mayor número de diputados y senadores nacionales que sea posible, para que los bloques K sean decisivos para el quórum y la formación de las mayorías en las dos cámaras. Entonces Kirchner tendría la llave maestra para presionar y hasta extorsionar a un gobierno radical que podría nacer débil, si el peronismo conserva muchas provincias y un caudal importante en el congreso más el aparato gremial. A esto se le sumaría que los grupos piqueteros podrían pasar a niveles de agitación cada vez mayores, para defender sus privilegios económicos.

Por qué no el 2015

Siguiendo el hilo de los planes que se elucubran en Olivos, si el panorama que vimos se da en la realidad, Kirchner apuntaría derecho a su operativo retorno en el 2015. O antes, si los radicales no consiguen un nivel de gobernabilidad que les permita sobrevivir en el poder.

Parece en alguna medida fantasioso que un grupo político investigado por cientos de hechos de corrupción pueda plantearse un fututo tan próspero. Es que, fiel a su lógica, Kirchner creería que si es jefe de la oposición se convertiría en un intocable para la justicia, porque además seguiría siendo el presidente del PJ y, si lo reeligen, el Secretario de la UNASUR por otros dos años, es decir, hasta el 2014.

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