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miércoles, 26 de mayo de 2010

RACHA DE BRASIL


Río Negro -

Brasil en la buena racha

por Aleardo F. Laría

Brasil se ha puesto de moda. Lula da Silva estuvo en Madrid en la reciente cumbre UE-América Latina y fue el único presidente invitado a participar en un seminario especial organizado por el diario "El País" sobre la nueva potencia regional emergente. Lula resumió en una frase su versión sobre el modo de alcanzar el éxito: "Brasil es un país serio y éste es un camino sin retorno".

Los resultados que arrojan los ocho años de gobierno de Lula da Silva son espectaculares. Durante este período se han creado 14 millones de puestos de trabajo y 30 millones de pobres han ascendido a la clase media. Con unas tasas de crecimiento moderadas pero sostenidas, la economía brasileña ha conseguido recuperar un buen equilibrio macroeconómico, alejándose de los riesgos de un default a los que la acercaba una deuda pública elevada.

Actualmente Brasil es autosuficiente en el suministro de petróleo y la Casa Civil del gobierno brasileño -dirigida por la aspirante a suceder a Lula, Dilma Rousseff- ha diseñado un ambicioso plan de inversiones en infraestructuras -carreteras, líneas de ferrocarril, tendi-dos eléctricos- abierto al capital extranjero. Según las previsiones del Banco Central, la inversión extranjera directa alcanzará los 45.000 millones de dólares en el 2010. De acuerdo con un estudio elaborado por la consultora AT Kearney, basado en la opinión de ejecutivos de las principales compañías del mundo, Brasil es en este momento el cuarto país favorito en el mundo para invertir, detrás de China, EE. UU. y la India.

El gran proyecto vertebrador de Brasil diseñado por el equipo de Lula -denominado PAC- está dando resultados extraordinarios y canaliza ingentes cantidades de dinero hacia mejoras en logística, energía y proyectos sociales en áreas urbanas. Son 200.000 millones de euros invertidos entre el 2007 y el 2010 que se materializan en 2.471 obras. El 55% ya ha sido concluido, el 32% aún está en ejecución y tan sólo el 13% se encuentra todavía en proceso de licitación. Durante este año se ejecutará el mayor volumen de obras previstas en el PAC y además arrancarán los trabajos de infraestructura necesarios para los Mundiales y los Juegos Olímpicos.

Según un informe especial publicado recientemente por el semanario "The Economist", Brasil podría convertirse en una de las cinco economías más potentes del mundo antes de mediados de siglo. "Brasil está en racha", dice el análisis del semanario británico, al subrayar que este país nunca había conocido una situación en la que convivieran democracia, inflación controlada y crecimiento sostenido.

Preguntado en Madrid sobre las razones del éxito, el presidente Lula ha utilizado una palabra, "seriedad", que es otra manera de hacer referencia a la previsibilidad. Los países que ganan credibilidad internacional son aquellos que anuncian planes y proyectos y luego los confirman con una acción de gobierno coherente con los objetivos anunciados. La previsibilidad genera confianza y estimula las inversiones productivas que demandan largos períodos de maduración.

Un buen resumen de la estabilidad institucional que ha alcanzado Brasil lo hizo el propio Lula cuando afirmó que "a nadie inquieta quién va a ganar las próximas elecciones". Es el gran cambio de Brasil, añadió, que alejado del maniqueísmo característico de los populismos latinoamericanos se permite una alternancia tranquila y sin sobresaltos. Mérito indudable de Lula, quien sucedió al socialdemócrata Henrique Cardoso sin modificar los lineamientos básicos de modernización que éste había impreso a su gestión.

El "caso" Brasil desactualiza todas las hipótesis que en el pasado se tejieron sobre las causas del subdesarrollo de los países latinoamericanos. Es posible iniciar un camino sustentable hacia el desarrollo, simplemente consensuando un proyecto nacional y convocando al conjunto de los sectores políticos y sociales a sostenerlo. La acción política debe servir para preparar y acompañar ese consenso, garantizando su continuidad en el tiempo.

Cuando la acción política, lejos de trabajar en la búsqueda de consensos, se empeña en levantar falsas antinomias y juega a la deslegitimación permanente de los adversarios, el resultado no puede ser más desalentador. En ese clima vociferante de aullidos y reproches, se encuentra hoy la Argentina que festeja su bicentenario. El ejemplo de Brasil debería invitarnos a hacer una reflexión serena, alejada de la algarabía que rodea los fastos.

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